Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el
libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que
estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el que no se halló
inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. –
Apocalipsis 20:12-15.
Se inscribe el nombre de todo recién nacido en un registro civil de
nacimiento. A lo largo de su vida, cada individuo desea que su nombre
figure en la mejor posición del ámbito social, profesional, deportivo…
¡Y eso sin hablar de todas esas personalidades a las que se les ha hecho
una estatua, o cuyo nombre aparece grabado en la placa de un edificio o
en la esquina de una calle! Incluso en los cementerios se cuida con
esmero el nombre de cada uno para así perpetuar su memoria. ¿Hasta
cuándo? La Biblia nos advierte solemnemente que un día “la tierra y las
obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10). Entonces, ¿qué
quedará para recordar el nombre de cada individuo, sea célebre o
desconocido?
El versículo de hoy nos da la respuesta. En el cielo hay un Libro
especial, el de la vida, en el que están inscritos los nombres de todos
aquellos que son salvos por la fe, por medio del sacrificio expiatorio
de Cristo en la cruz. Jesús dijo a sus discípulos: “Regocijaos de que
vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:20). Además hay
otros volúmenes que relatan las obras de todos los humanos. Los que
hayan rechazado el perdón gratuito de Dios serán juzgados según sus
obras. Y como nadie será justificado por sus obras (Romanos 3:20), su
suerte será terrible y definitiva. Lector, ¿Su nombre está inscrito en
el Libro de la vida?
Fuente:amen-amen.net
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