martes, 23 de octubre de 2012

El Misterio de la Iniquidad y los Postreros Días


Rev. Luis M. Ortiz
El misterio de la iniquidad está trabajando activamente en lo político, en lo económico, en lo social, en lo moral, en lo familiar, en lo religioso, dando los toques finales al escenario de la historia, para que haga su aparición el Anticristo, aquel “inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás”.
Las Sagradas Escrituras nos hablan sobre varios misterios revelados. Deseamos referirnos a dos grandes misterios opuestos el uno al otro.
El primero, EL MISTERIO DE LA PIEDAD.  Dice la Palabra de Dios: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16).
Por este versículo es fácil entender que el misterio de la piedad es la manifestación y la consumación del gran plan de la redención humana, mediante nuestro Señor Jesucristo y su sacrificio en el calvario.
La encarnación de Cristo.
La presencia del Espíritu Santo en la vida y obra de Cristo.
La anunciación  y ministerio de los ángeles en la vida de Cristo.
La predicación del Evangelio de Cristo.
La aceptación salvadora del sacrificio de Cristo.
La ascensión victoriosa de Cristo.
El misterio de la piedad es “Dios con nosotros”. Es la incursión histórica de lo divino en lo humano, de lo celestial en lo terrenal, de lo inmortal en lo mortal, de lo eterno en lo transitorio, de lo sobrenatural en lo natural.
Pero diametral y tenazmente opuesto al misterio de la piedad, está el segundo misterio: EL MISTERIO DE LA INIQUIDAD.
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron con la injusticia.” (2 Tesalonicenses 2:7-12).
Por estos versículos es igualmente fácil entender que el misterio de la iniquidad es la manifestación, plenitud y destrucción del “hombre de pecado”, el Anticristo.
La personificación del diablo en el Anticristo.
La presencia del espíritu del diablo en el Anticristo.
La participación de los demonios en el Anticristo.
La propaganda engañosa en favor del Anticristo.
La perdición y condenación de los seguidores del Anticristo.
La destrucción y la ruina del Anticristo.
Amados, el misterio de la piedad continua trabajando para la salvación y la dicha eterna del hombre, pero a la vez, y especialmente en estos postreros días, el misterio de la iniquidad trabaja incansablemente para la manifestación del “hijo de perdición”, el Anticristo, para la perdición del hombre.
El misterio de la iniquidad está trabajando activamente en lo político, en lo económico, en lo social, en lo moral, en lo familiar, en lo religioso, dando los toques finales al escenario de la historia, para que haga su aparición el Anticristo, aquel “inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás”.
La Palabra de Dios describe los postreros días, los días de la aparición del Anticristo, como los días de Noé, cuando serían amadores de lo malo, cuando se amasarían grandes riquezas corrompidas, cuando muchos apostatarían de la fe, y habría muchas doctrinas de demonios, espíritus de error y falsos Cristos. Cuando habría frecuentemente terremotos, hambre, pestilencias, guerras y revoluciones. Cuando la ciencia sería multiplicada y los judíos regresarían a Palestina.
Todo esto se está cumplido en nuestros días, y positivamente, estamos viviendo en los “postreros días”. La Palabra de Dios lo afirma, el Espíritu lo reafirma y la historia moderna lo confirma.
Vamos a dar lectura a algunos párrafos de un artículo que circuló profusamente en todo el mundo, años atrás, citamos:
“Ante la crisis de principios de 1974, el Dr. Hanrick Eldeman, analista principal de la Confederación del Mercado Común Europeo, anunció desde Bruselas, Bélgica, que como resultado del caos mundial se está ya en preparación un plan de restauración computado electrónicamente. En la reunión sobre la crisis, a la cual asistieron científicos, consejeros y líderes de la Confederación del Mercado Común. El Dr. Eldeman, le quitó el velo e inauguró “La Bestia”. La Bestia, es una computadora gigantesca que ocupa tres pisos del edificio de administración de las oficinas centrales del Mercado Común, este monstruo es una unidad que se auto programa con más de cien fuentes sensorias de entrada.
Los expertos en computadoras han estado elaborando un plan para computar electrónicamente todo el comercio mundial, este plan maestro contempla un sistema numeral para todo habitante de toda la tierra. La computadora designaría un número a cada ciudadano del mundo, este número se usaría en toda compra y venta; el número sería invisible, tatuado con rayos laser sobre la frente o sobre el dorso de la mano, proveyendo así un sistema de tarjetas de crédito ambulante; el número sería visible con examinadores infrarrojos que serían colocados en todo lugar de negocios. Este podrá convertirse en un instrumento de paz o en el arma de un dictador. Cuando se le preguntó a uno de los líderes del Mercado Común Europeo, lo que sucedería si alguien objetara al sistema y rehusara cooperar, replicó categóricamente: tendríamos que usar la fuerza para hacerlo conformarse a los requerimientos.
Henry Spark, planificador del Mercado Común Europeo y secretario general de la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en el año 1974, declaró en un uno de sus discursos: No queremos otro comité, ya tenemos demasiados comités. Lo que necesitamos es un hombre de suficiente estatura, para contar con la lealtad de todos y para levantarlos del fango económico, en el que nos estamos hundiendo, si este hombre lo envía Dios o si lo envía el diablo lo recibiremos.” Hasta aquí la cita.
Si amados, el misterio de la iniquidad está adelantando continuamente. El mundo está pidiendo al Anticristo, todo está listo para la manifestación de aquel inicuo que vendrá por operación de Satanás.
Dice la Biblia: “Ya está en acción (operando) el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene”, que es el Espíritu Santo y la Iglesia. Y cuando el Espíritu Santo y la Iglesia sean quitados, “entonces se manifestará aquel inicuo”.
El ministerio de iniquidad con el Anticristo es el plan diabólico en contra del ministerio de la piedad con Cristo. Veamos algunos contrastes:
Cristo descendió del Cielo (Juan 6:38); el Anticristo sube del abismo (Apocalipsis 11:7). Cristo vino en nombre del Padre (Juan 5:43); el Anticristo viene en su propio nombre (Juan 5:43). Cristo se humilló así mismo (Filipenses 2:8), el Anticristo se exalta a sí mismo (2 Tesalonicenses 2:4). Cristo fue desechado (Isaías 53:3; Lucas 23:18); el Anticristo será admirado (Apocalipsis 13:3, 4). Cristo le exaltó Dios hasta lo sumo (Filipenses 2:9); el Anticristo será lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 19:20). Cristo hizo la voluntad del Padre (Juan 6:38); el Anticristo hace su propia voluntad (Daniel 11:36). Cristo vino a salvar (Lucas 19:10); el Anticristo viene a destruir (Daniel 8:24). Cristo es el Buen Pastor (Juan 10:4-15); el Anticristo es el pastor vil (Zacarías 11:16, 17). Cristo es la Vid Verdadera (Juan 15:1); el Anticristo es la vendimia de la tierra (Apocalipsis 14:18). Cristo es la Verdad (Juan 14:6); el Anticristo es la mentira (2 Tesalonicenses 2:11). Cristo es Santo (Marcos 1:24); el Anticristo es inicuo (2 Tesalonicenses 2:8). Cristo es Varón de Dolores (Isaías 53:3); el Anticristo es el hombre de pecado (2 Tesalonicenses 2:3).Cristo es el Hijo de Dios (Lucas 1:35); el  Anticristo es el hijo de perdición (2 Tesalonicenses 2:3). Cristo es el Misterio de la Piedad (1 Timoteo 3:16); el Anticristo es el misterio de la iniquidad (2 Tesalonicenses 2:7).
De la manera que en el desarrollo del MISTERIO DE LA PIEDAD, Jesús nació y vivió en el mundo treinta años sin manifestarse como el Cristo; en el desarrollo del MISTERIO DE LA INIQUIDAD es posible que ya esté viviendo en el mundo el Anticristo, pero que aun no se haya manifestado.
Amados, el Misterio de la Iniquidad trabaja febrilmente, y avanza a pasos gigantescos, en estos postreros días. Aun países latinoamericanos están cayendo bajo la influencia del materialismo ateo, el misterio de la iniquidad.
Amados, positivamente, estamos viviendo los días del fin. “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con Él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” (1 Tesalonicenses 5:1-11).
¡Trabajemos por Cristo, para que no nos sorprenda el Anticristo! ¡Impulsemos el misterio de la piedad para que no nos envuelva el misterio de la iniquidad!
Amigo, si quieres verte libre de los poderes infernales que operan activamente en el mundo, refúgiate en Cristo, acepta a Jesucristo como tu gran Salvador. Amén.

No nos podemos detener


Rev. Gustavo Martínez Garavito
Jamás el propósito de Dios se ha detenido ante cualesquiera que
 
Rev. Gustavo Martínez Garavito
Jamás el propósito de Dios se ha detenido ante cualesquiera que sean las circunstancias, Dios siempre ha llevado a cabo lo que se ha propuesto dentro de su programa, dentro de sus propósitos. No ha existido nadie en el mundo que haya podido frenar, que haya podido detener el propósito de Dios.

“Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó...” Josué 1:1-7.
Jamás el propósito de Dios se ha detenido ante cualesquiera que sean las circunstancias, Dios siempre ha llevado a cabo lo que se ha propuesto dentro de su programa, dentro de sus propósitos. No ha existido nadie en el mundo que haya podido frenar, que haya podido detener el propósito de Dios.
En ocasiones algunas circunstancias tratan de detenernos, de hacernos dudar, de hacernos sentir solos, de desanimarnos; no obstante, el programa de Dios sigue adelante, no hay quien lo detenga, no hay quien lo pueda deshacer, lo que Dios a dicho eso se hará. La Biblia dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35); esta Palabra es fiel, sus promesas son fieles, y todo lo que Dios a dicho tendrá un exacto cumplimiento.
“Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová…” (v.1). Era un momento de transición, las circunstancias eran muy difíciles, especialmente para el pueblo, habían visto en Moisés un respaldo único de parte de Dios. Josué conocía como este pueblo se rebeló en varias ocasiones y trató hasta de apedrear al siervo de Dios, era un pueblo de dura cerviz. Josué sabía quién era Moisés, por estas razones no le pareció fácil asumir esta gran responsabilidad.
Josué había estado cerca de Moisés, recordemos que él estuvo esperando a Moisés en la parte baja del monte; y permaneció allí todo este tiempo sin vacilar, sin claudicar, sin pensar nada negativo; cuando Moisés descendió al primero que vio fue a este fiel servidor; mientras tanto el pueblo había abandonado el propósito de Dios y se había corrompido; pero Josué estando solo permaneció fiel, era un hombre humilde, era uno que conocía lo que es la autoridad.
Josué conocía el pueblo, estoy seguro de que se sentía nervioso, temeroso, pequeño, insignificante, no sabría qué hacer, estaba tal vez lleno de nostalgia; porque había partido a la eternidad un hombre especial, una persona con unas capacidades extraordinarias y con un liderazgo y un respaldo de Dios. El Señor comenzó a tratar con su corazón y hacerle entender, que ahora que había partido Moisés, ahora entraba una nueva etapa para el pueblo, pero que él era el escogido, era la persona que Dios se había fijado y que era un privilegio, pero a la vez una gran responsabilidad. Josué quizás imaginó en su mente todo el recorrido y todas las bendiciones que Moisés recibió, pero también todos los ataques, toda la persecución, y todas las amenazas que habían venido contra Moisés y ahora podría venirse contra él.
Dios le dice a Josué: “Mi Siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán” (v.2); como diciéndole que no se dejara abrumar por la tristeza, por los pensamientos, que era el momento que Dios le ha designado. Dios le asigna esta responsabilidad y le dice: “Tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos” (v.6).
Y le da los linderos, le asigna desde que lugares ellos iban a poseer esta tierra (v.4). Pero le da una promesa: “todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (v.3); aunque Dios le había dicho de tal sitio hasta tal lugar, no significa que tuviera que encasillarse y encerrarse sólo en ese territorio, porque aquí hay una promesa, les ha entregado todo territorio, en Dios no hay limitaciones.
Si en esta Obra no hay visión, no se hubiera podido lograr nada, no se hubiera podido avanzar; otros en lugares con mayores recursos, con mayores posibilidades, no han podido avanzar, porque ellos mismos se han puesto limitaciones.
No le ponga limitaciones a Dios, porque Él es un Dios amplio, es un Dios de visión, es un Dios grande, Dios respalda la visión. Cuando avanza mirando al Señor, no mirando la dificultades, no mirando la crisis, no mirando la amenaza, no oyendo lo negativo, sino creyéndole al Dios Todopoderoso logrará avanzar, logrará conquistar y realizar lo que otros no pueden hacer; puede ver lo que otros no ven, donde otros ven fantasmas, donde otros ven peligros, donde otros ven desiertos; usted podrá ver frutos, podrá ver bendición, podrá ver crecimiento, podrá ver desarrollo, podrá ver avance.
El Jordán era el que los dividía, el impedimento era el río, hasta allí habían llegado, pero ahora Jehová le dice: “Levántate y pasa este Jordán”. Dios le da la orden de cruzar el Jordán y de arrebatar la bendición y de hacer provisión para la conquista; no nos podemos detener por las dificultades, hay que avanzar, hay que seguir adelante, el Señor no se detiene y si Él no se detiene sus hijos no se pueden detener.
Esta Obra no se puede frenar, Dios seguirá proveyendo, Dios seguirá abriendo puertas, Dios seguirá al frente; el día que nosotros no estemos, Dios levantará a otros, pero esta Obra avanzará, esta Obra es de Dios. Amén.

Familias Unidas a Cristo


Durante cinco días, miles de familias peruanas fueron fortalecidas y bendecidas al unirse al cuerpo espiritual de Cristo. Una actividad sin precedentes, que la Iglesia del Perú realizó y paralizó toda una ciudad y el mundo entero.

Desde que se inició la Campaña Evangelística ‘Une a tu familia’, que promueve el Movimiento Misionero Mundial en el Perú, fue un éxito rotundo. Esto fue evidenciado en las multitudes de creyentes que se agolparon a las instalaciones del estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, desde el miércoles 17 al domingo 21 de octubre, en la ciudad de Lima, Perú.
La fecha inaugural, estuvo marcada por las palabras del Rev. Rodolfo González Cruz, quien agradeció a los miles de hermanos que se acercaron al coloso deportivo, y a la audiencia que se enlazó a través de los diferentes medios con que cuenta la Obra. El mensaje de Dios, en manos del Presidente del MMM en este país; enfatizó el propósito que el Señor estableció en la primera pareja creada. (Génesis 1:26-28).
La actividad que promovió los más altos valores en la familia humana, fue recibida por los miles de creyentes venidos desde diferentes puntos del país. Conjuntamente galardonada con la presencia de la Oficialidad Internacional; como el Rev. Gustavo Martínez G. Presidente, el Rev. José Soto Vicepresidente; además del Rev. Gerardo Martínez G. Supervisor de Chile y el Rev. Luis Meza Bocanegra Supervisor del Perú; quienes compartieron las buenas nuevas de salvación.
En medio de la expectación que representó esta campaña evangelística; las alabanzas y los cánticos al Señor, nunca dejaron de emitirse en cada uno de los servicios diurno y nocturno. Igualmente, el desfile de las diferentes áreas de la Iglesia del Perú y una dramatización acompañada con imágenes audiovisuales, motivó a la masa a envolverse en este entorno espiritual.
Los días transcurrieron y el objetivo de unir a los hogares se había concretado; la campaña evangelística llegaba a su fin, pero no la satisfacción que quedó en cada uno de los presentes. Fue así, que el domingo por la noche el Rev. Gustavo Martínez G. propuso el siguiente tema: ‘No negocie con el enemigo, ni arriesgue su integridad espiritual’, (1 Samuel 11:1-7). Enseñanza que fue recibida por los miles de creyentes, que tras el llamado pasaron adelante para rendir una vez más, sus vidas y la de su hogar al amparo del Creador.

martes, 16 de octubre de 2012

Un Libro que Consuela.


Una simple línea en la Biblia me consoló más que todos los libros que he leído. La Biblia puesta al alcance de todos es el mayor beneficio que haya podido conocer la humanidad». Emmanuel Kant (1724-1804).

Según su propia afirmación, el brillante filósofo se había dado cuenta de que la Biblia responde, de forma única, a nuestra necesidad de ser consolados. ¿Por qué la Biblia tiene este poder para consolar? Porque ella nos pone en contacto con Dios. Por eso leer superficial o fríamente la Biblia, como si fuese una revista o una obra científica, no permite captar su mensaje. ¿Qué pensaríamos de un joven que leyese una carta de su novia como si fuese un artículo científico? Hay que leer la Biblia tal y como ella se presenta, es decir, como la Palabra de Dios. Es la única manera honesta de leerla y el método para comprender su mensaje siempre tan actual.

Cuando la leemos somos llevados a la presencia de Dios, de sus pensamientos y de su voluntad. Por ello tenemos que leerla con fe, respeto, humildad, confianza, y con el deseo de aplicarla a nuestra vida.

La Biblia presenta a Jesucristo como Aquel que nos ama y que lo demostró muriendo en la cruz para borrar todo lo que nos alejaba de Dios. Nos invita a reconocer a Jesús como el único que nos salva de nuestros pecados, el único que realmente puede comprendernos y acompañarnos todos los días de nuestra vida hasta la eternidad.

jueves, 11 de octubre de 2012

No nos podemos detener


Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó..." Josué 1:1-7.
Jamás el propósito de Dios se ha detenido ante cualesquiera que sean las circunstancias, Dios siempre ha llevado a cabo lo que se ha propuesto dentro de su programa, dentro de sus propósitos. No ha existido nadie en el mundo que haya podido frenar, que haya podido detener el propósito de Dios.
 
En ocasiones algunas circunstancias tratan de detenernos, de hacernos dudar, de hacernos sentir solos, de desanimarnos; no obstante, el programa de Dios sigue adelante, no hay quien lo detenga, no hay quien lo pueda deshacer, lo que Dios a dicho eso se hará. La Biblia dice:
 
"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mateo 24:35); esta Palabra es fiel, sus promesas son fieles, y todo lo que Dios a dicho tendrá un exacto cumplimiento.
 
"Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová…"
 
(v.1). Era un momento de transición, las circunstancias eran muy difíciles, especialmente para el pueblo, habían visto en Moisés un respaldo único de parte de Dios. Josué conocía como este pueblo se rebeló en varias ocasiones y trató hasta de apedrear al siervo de Dios, era un pueblo de dura cerviz. Josué sabía quién era Moisés, por estas razones no le pareció fácil asumir esta gran responsabilidad.
 
Josué había estado cerca de Moisés, recordemos que él estuvo esperando a Moisés en la parte baja del monte; y permaneció allí todo este tiempo sin vacilar, sin claudicar, sin pensar nada negativo; cuando Moisés descendió al primero que vio fue a este fiel servidor; mientras tanto el pueblo había abandonado el propósito de Dios y se había corrompido; pero Josué estando solo permaneció fiel, era un hombre humilde, era uno que conocía lo que es la autoridad.
 
Josué conocía el pueblo, estoy seguro de que se sentía nervioso, temeroso, pequeño, insignificante, no sabría qué hacer, estaba tal vez lleno de nostalgia; porque había partido a la eternidad un hombre especial, una persona con unas capacidades extraordinarias y con un liderazgo y un respaldo de Dios. El Señor comenzó a tratar con su corazón y hacerle entender, que ahora que había partido Moisés, ahora entraba una nueva etapa para el pueblo, pero que él era el escogido, era la persona que Dios se había fijado y que era un privilegio, pero a la vez una gran responsabilidad. Josué quizás imaginó en su mente todo el recorrido y todas las bendiciones que Moisés recibió, pero también todos los ataques, toda la persecución, y todas las amenazas que habían venido contra Moisés y ahora podría venirse contra él.
 
Dios le dice a Josué:
 
"Mi Siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán" (v.2); como diciéndole que no se dejara abrumar por la tristeza, por los pensamientos, que era el momento que Dios le ha designado. Dios le asigna esta responsabilidad y le dice: "Tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos" (v.6).
 
Y le da los linderos, le asigna desde que lugares ellos iban a poseer esta tierra (v.4). Pero le da una promesa:
 
"todo lugar que pisare la planta de vuestro pie" (v.3); aunque Dios le había dicho de tal sitio hasta tal lugar, no significa que tuviera que encasillarse y encerrarse sólo en ese territorio, porque aquí hay una promesa, les ha entregado todo territorio, en Dios no hay limitaciones.
 
Si en esta Obra no hay visión, no se hubiera podido lograr nada, no se hubiera podido avanzar; otros en lugares con mayores recursos, con mayores posibilidades, no han podido avanzar, porque ellos mismos se han puesto limitaciones.
 
No le ponga limitaciones a Dios, porque Él es un Dios amplio, es un Dios de visión, es un Dios grande, Dios respalda la visión. Cuando avanza mirando al Señor, no mirando la dificultades, no mirando la crisis, no mirando la amenaza, no oyendo lo negativo, sino creyéndole al Dios Todopoderoso logrará avanzar, logrará conquistar y realizar lo que otros no pueden hacer; puede ver lo que otros no ven, donde otros ven fantasmas, donde otros ven peligros, donde otros ven desiertos; usted podrá ver frutos, podrá ver bendición, podrá ver crecimiento, podrá ver desarrollo, podrá ver avance.
 
El Jordán era el que los dividía, el impedimento era el río, hasta allí habían llegado, pero ahora Jehová le dice:
 
"Levántate y pasa este Jordán". Dios le da la orden de cruzar el Jordán y de arrebatar la bendición y de hacer provisión para la conquista; no nos podemos detener por las dificultades, hay que avanzar, hay que seguir adelante, el Señor no se detiene y si Él no se detiene sus hijos no se pueden detener.
 
Esta Obra no se puede frenar, Dios seguirá proveyendo, Dios seguirá abriendo puertas, Dios seguirá al frente; el día que nosotros no estemos, Dios levantará a otros, pero esta Obra avanzará, esta Obra es de Dios. Amén

Persecuciones parte (II) segunda mitad del Siglo III


Muchos cristianos huyeron para evitar la cacería, autorizados para aplicar el consejo de Jesús a sus discípulos: "cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra" (Mt. 10:23). Pero las pesquisas fueron tan generales y tan vigorosas que se hizo imposible la huida.
Muchos de los magistrados del imperio estaban dispuestos a aplicar el edicto con todo rigor, mientras que otros procuraban eludirlo prudentemente en cuanto les fuera posible. Mensurio, el obispo de Cartago, llevó inmediatamente a su casa todos los manuscritos que había en la Iglesia y puso en su lugar otros libros heréticos, de poco valor. Cuando llegó la policía, se apoderó de ellos, sin hacer ninguna objeción. Algunos senadores informaron al procónsul de lo que el obispo había hecho y le aconsejaron que mandara hacer un registro en casa del prelado; pero el procónsul no hizo caso ninguno de aquellas observaciones. A otro obispo de Numidia, que sentía repugnancia de hacer entrega de los ejemplares de los Sagrados Libros, la policía le aconsejó que entregara los manuscritos de menos importancia que tuviera en su poder.
 
Esta nueva prueba de fidelidad de los cristianos para con el Salvador sirvió para poner de relieve sus diversos caracteres. Cierto número, cediendo al miedo de la cárcel y de tortura, entregaron al instante los ejemplares del Nuevo Testamento que tenían en su poder, los cuales fueron quemados en las plazas públicas. A estos, les llamaron traditores ("que hacen traición o que entregan"), los cuales fueron excluidos de la comunión de la Iglesia.
 
En las persecuciones anteriores, ya fuere porque no se sintieren bastante fuertes para mantener su fe hasta el fin, ya porque se creyeran, por la situación personal en que se hallaban, autorizados para aplicar el consejo de Jesús a sus discípulos –"Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra" (Mt. 10:23)–, muchos cristianos huyeron para evitar la persecución. Pero esta vez las pesquisas fueron tan generales y tan vigorosas que se hizo imposible la huida. En África, en aquella tierra clásica del celo ardiente e intrépido hasta la temeridad, muchos cristianos ni siquiera esperaron ser llamados por las autoridades, sino que se adelantaron y confesaron que poseían Libros Sagrados, pero que no estaban dispuestos a entregarlos. El prudente obispo Mensurio se negó a conceder a éstos el codiciado título de mártires. Alejados de ambos extremos, en todas partes, hubo hombres y mujeres que, sin provocar el martirio, no buscaron subterfugios ni excusas, sino que por el poder de la fe, resistieron valientemente a toda la malicia del enemigo, hasta obtener la corona de la victoria.
 
Apenas empezaba la persecución, cuando un accidente imprevisto contribuyó a que se decretaran castigos más rigurosos. Se pegó fuego al palacio imperial de Nicomedia, iniciándose en la misma habitación de Diocleciano. Naturalmente que se acusó de ello a los cristianos. Diocleciano, tan alarmado como indignado, hizo torturar a toda la servidumbre, presidiendo en persona los tormentos y las declaraciones de aquellos infelices. Quince días después, se originó un nuevo incendio en el palacio, y Galerio, temiendo ser abrasado, abandonó principalmente la ciudad. En cuanto a Diocleciano, poseído de ira, obligó a su esposa y a su hija a que sacrificaran a los dioses. Numerosos oficiales de la corte y sacerdotes fueron condenados a muerte con sus familias, martirio que se les impuso por el fuego, la espada o el agua.
 
Entonces, empezaron en Armenia y en Siria ciertas turbulencias políticas, de las cuales se acusaba al clero cristiano, por lo que se publicó un segundo edicto, ordenando que fueran encarcelados todos los funcionarios eclesiásticos; orden que fue ejecutada con tanta puntualidad, que las cárceles se llenaron de obispos y sacerdotes, hasta el extremo de no quedar especio para los criminales.
 
A los tres meses, se publicó un nuevo edicto, por el que se concedía libertad a todos los cristianos encarcelados que consintieran sacrificar a los dioses, obligándoles por todos los medios de tortura posibles. Finalmente, en el año 304, apareció el cuarto y último edicto, más radical aún que el anterior, puesto que hacía extensiva a todos los cristianos las medidas prescriptivas por el edicto precedente. Un bando publicado en cada ciudad mandaba a todos los habitantes, ya fueran hombres, mujeres o niños, que se presentaran en los templos. Unas listas nominales servían para llamar a los ciudadanos, uno después de otro; a la salida se hacía una severa indagación de los que habían entrado, prendiendo a todos los que se suponían fueran cristianos. Si bien es cierto que, como otras veces, muchos demostraron ser débiles ante una prueba tan terrible, en todas partes, sin embargo, se manifestaron muchos testigos de Cristo, dispuestos a sacrificar su libertad y hasta su propia vida por el testimonio de su fe.
 
Ya los perseguidores creían seguro el triunfo. Ya cantaban el himno de victoria, que dice:
 
"¡Están borrados los nombres de los cristianos que pretendían trastornar el Estado! ¡La superstición cristiana ha sido destruida en todas partes, porque por doquier ha sido restablecido el culto de los dioses!".
 
Pero al mismo tiempo que los opresores se regocijaban de esta manera, la divina Providencia preparaba la libertad de la Iglesia.
 
La persecución no llegó jamás hasta las extremidades occidentales del imperio. La Galia, España y la Gran Bretaña se vieron libres de ella. El César de aquellas provincias era Constantino Clore. Bondadoso y humano, sentía simpatía por la Iglesia y, aunque no profesaba personalmente el cristianismo, tenía mucha confianza en los cristianos que le rodeaban y permanecían firmes en la fe. Decía a menudo que aquel que careciera de fidelidad para con Dios, no podía tampoco tenerla para con su príncipe. Sin embargo, no siéndole posible desobedecer los edictos de Diocleciano, mandó derribar algunas iglesias para cubrir las apariencias. Pero cuando, por la abdicación de Diocleciano, vino a ser augusto, su nueva y poderosa posición le permitió proteger abiertamente a los cristianos de las provincias occidentales.
 
En cuanto al Oriente, la abdicación de Diocleciano no atenuó de momento el furor de la persecución. Galeriano fue nombrado augusto y concedió el título de César a su sobrino Maximino Daza, que fue establecido sobre las provincias de Siria y Egipto. Este cruel libertino era esclavo de las supersticiones paganas y del engaño de sus sacerdotes y adivinos. Puede decirse que por los medios que empleó para desarraigar el cristianismo, excedió a la crueldad de su propio protector.
 
Lactancio, que estaba en Nicomedia cuando empezó la persecución y cuya historia escribió, recordando la época anterior, exclamaba:
 
"Aunque tuviera cien bocas, cien lenguas y una voz de hierro, no me sería posible expresar todas las formas de los crímenes que se cometieron contra los cristianos, ni siquiera enumerar todos los suplicios que padecieron (…) Excepto las provincias de Galia, desde el Este al Oeste, tres fieras estaban perpetuamente rabiosas.(…) En Oriente, bajo el imperio de Galiano, la tortura generalmente usada, era ser quemado con poca lumbre. Para esto, se ataba a los cristianos a un palo y, en seguida, se encendía fuego a sus pies, hasta que los músculos contraídos de apartaban de los huesos. Después se aplicaban antorchas encendidas a cada uno de los miembros del paciente, para que fueran quemadas todas las partes de su cuerpo. Mientras tanto, mojaban su cara en agua fresca y humedecían sus labios para evitar que la sequedad de la boca acelere su muerte. Después de un largo día de padecimientos, la piel de aquellos desdichados quedaba completamente destruida, la fuerza del fuego penetraba en las partes vitales, y morían. Sus cuerpos eran quemados en una hoguera fúnebre, y sus restos, ya reducidos a polvo, eran arrojados al agua".
 
No nos olvidemos de añadir que este ensayo de extirpación del cristianismo a menudo parecía demasiado horrible a los mismos paganos. En Alejandría, los habitantes escondieron en sus casas a muchos cristianos que eran perseguidos, y algunos prefirieron la pérdida de sus bienes y de su libertad antes que hacer traición a los que se habían refugiado bajo su techo.

40 años de misión del Rev. Soto en Panamá


Merecido reconocimiento recibió el Vicepresidente Internacional del Movimiento Misionero Mundial. La Iglesia matriz en Panamá, ubicada en el Parque Lefevre, fue la sede del homenaje.
Con almas salvadas y cultos llenos de la gloria de Dios, el Rev. José Arturo Soto, Vicepresidente Internacional y Supervisor Misionero en Europa, celebró sus 40 años de labor misionera en Panamá, durante una campaña evangelística celebrada del 23 al 29 de julio pasado en la Iglesia Central de Parque Lefevre.
 
El evento contó con la participación del Supervisor Nacional, José Alcides Ramea, la Junta Nacional de Oficiales e iglesias del área que estuvieron presentes durante la celebración de esta gran fiesta espiritual.
 
En la actividad participaron familia, hermanos y amigos del siervo de Dios que presenciaron la maravillosa obra que el Todopoderoso ha efectuado en el pastor. También se le otorgaron reconocimientos y palabras de saludo en el marco de un servicio especial. Además, se proyectó un video en el que se resumió la vida del misionero, donde también se publicaron emotivas fotos de su vida.
 
LABOR MINISTERIAL
 
El Rev. José Arturo Soto nació un 28 de junio de 1953 en la República de Costa Rica y desde su juventud empezó a servir al Señor en su país natal, en varios campos blancos, bajo las órdenes de su pastor, Luis Ángel Monge.
 
Según narra el pastor Soto, desde su juventud se inclinó en el trabajo de confección de muebles y la reparación de calzados, oficios que realizaba cuando el Señor lo llamó a trabajar en su Obra.
 
En 1968 fue la primera vez que el Rev. José A. Soto visitó la comunidad de Guabito, a dar una campaña evangelística en donde el Señor hizo grandes maravillas y salvó un grupo precioso de almas y luego retornó a Costa Rica a seguir sirviéndole al Señor.
 
A la edad de 19 años, un 24 de julio de 1972, llegó a la comunidad de Guabito, provincia de Bocas del Toro, procedente de San José, Costa Rica, para servirle al Señor, siguiendo instrucciones primeramente de Dios y del Rev. Luis M. Ortiz, quien lo envió a colaborar en la Obra que se iniciaba en aquellos años en Panamá.
 
Cuenta el pastor Soto, que en su momento le dijo al Señor que en ese lugar, Guabito, no tendría la oportunidad de servirle a Dios con mayor amplitud como él quería y que mejor se quedaba en San José, Costa Rica, y se lo hizo saber al reverendo Luis M. Ortiz, en una carta que le envió por correo y que para su sorpresa luego de varios días la misma misiva fue devuelta con un rótulo en grande que decía: RECHAZADA. Allí entendió que se trataba de un plan de Dios.
 
Luego de más de un año de servicio en la Obra, el pastor José Soto, se trasladó a la ciudad de Panamá para atender la sede que se iniciaba en el corregimiento de Santa Ana, que con el pasar de los años se extendió a Arraiján, Bejuco, El Chorrillo y luego a todo el país, gracias al apoyo del Señor y de hombres y mujeres de Dios, como es el caso del pastor Melvin Byram.
 
A nivel internacional el ministerio del Rev. José Soto ha sido de gran ayuda para la extensión de la Obra del Señor en Nicaragua y luego a Ecuador.
 
El Rev. José Soto fue el primer obrero reconocido que hubo en la República de Panamá a la edad de 19 años, luego con motivo de su amplio ministerio en las filas del Señor, fue promovido a Predicador Licenciado, Ministro Ordenado y con el pasar de los años fue designado por la Junta Internacional del MMM, Supervisor Nacional de Panamá y Centroamérica, cargos que ejerció por alrededor de 30 años.
 
Tras algunos años de servicio, Dios en su infinita misericordia lo promovió al cargo de Director Internacional del Movimiento Misionero Mundial, luego asumió la Vicepresidencia Internacional y hace unos años atrás fue designado en el cargo de Supervisor Misionero de la Obra en Europa.
 
En estos 40 años de celebración de labor misionera, en Panamá, el Señor le ha permitido al Rev. José A. Soto el privilegio de fundar un sin número de iglesias como también han salido una gran cantidad de obreros

El rol de los padres


Y enseñaréis a vuestros hijos, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Un proverbio chino dice: "si haces planes para un año, siembra arroz. Si haces planes para diez años, planta árboles. Si haces planes para toda la vida, educa a una persona." Pero también la Biblia dice en el libro de Proverbios 22:6, como sigue: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él". Esto resume la importancia del rol de los padres para con los hijos.
 
Al construir una relación basada en la confianza con su hijo e hija adolescente, se deben contemplar algunos aspectos muy valiosos, entre ellos, la comunicación amorosa que busque incrementar la autoestima de su hijo o hija. Esta comunicación entre padres e hijos, consiste en el intercambio de palabras, sonidos y gestos; que trasmiten un mensaje de contenido afectivo y/o intelectual.
 
La forma como se expresa el mensaje, las palabras que se emplean y el tono de voz que se usa, determinará la forma en la que el hijo e hija percibe el mensaje.
 
Cuando un padre se comunica a través de un beso, un abrazo o una sonrisa, le está trasmitiendo a su hijo/a, que es valioso/a, abriéndole la posibilidad para decir lo que piensa y siente en un ambiente de confianza y respeto.
 
Las palabras son semillas que se siembran, con el tiempo crecen y se multiplican , el significado de las palabras, el tono y la actitud con la que nos dirigimos a nuestros hijos, definen el valor que usted les otorga como personas y les da la seguridad y la confianza que necesitan de usted.
 
Educar no es imponer, educar es inspirar, transmitir conceptos y fórmulas, es más que memorizar historias… es construir una autoestima sana y una mente abierta a Dios. Esa es la labor de los padres.
 
Los jóvenes de la actualidad están recibiendo una visión distorsionada de la sexualidad; enfrentan la desintegración familiar, información sexual carente de formación en el carácter, y una contradicción entre lo que reciben en sus casas y los medios masivos de comunicación. Ante esta realidad, instruir para la vida desde el hogar debe ser una prioridad.
 
Al crecer, el niño y la niña recordarán a quienes les inspiraron, a quienes estuvieron ahí para marcar sus vidas; al que le ayudó a superar sus frustraciones, al que le dio la mano para comprender la fórmula difícil, la persona paciente que le esperó hasta terminar la tarea, al que expresó una palabra de aliento cuando ya no pretendía continuar.
 
La educación es la suma de cada uno de esos momentos que van dejando una marca que se recuerda para toda la vida. Si educar es modelar, los niños captarán lo que sus padres creen, al ver cómo éstos se comportan diariamente.
 
El éxito en la vida no depende del centro educativo donde estudian los hijos. Los padres son responsables del desarrollo adecuado de actitudes, valores y hábitos que les permitirán realizar el viaje de la vida con acierto.
 
La ocupación exagerada de los padres, el deterioro familiar que experimentan los hogares actualmente, entre otras situaciones, conduce a muchos padres y madres a permanecer aislados del crecimiento de sus hijos.
 
Cuando los padres se desentienden de la formación de los hijos, están perdiendo el único tiempo que tendrán para influenciar la construcción del carácter, la concepción que tendrán de la vida, y la oportunidad de proveerles de las herramientas necesarias para desarrollar su proyecto de vida.
 
Los padres tienen el privilegio y la responsabilidad de compartir sus experiencias de vida con sus hijos. Deben contar a sus hijos las aventuras que vivió cuando estudiaba, lo que aprendió, cómo lo aprendió, lo que le gustaba más, cómo enfrentaba los desafíos, y sobre el día que se enamoró por primera vez. Hablar con ellos sobre sus experiencias diarias, les ayudará a entender mejor los diferentes puntos de vista, valores, sueños, e intereses de otras personas.
 
Los padres no solamente necesitan hablar, sino también necesitan escuchar, contestar preguntas, o ayudarles a enriquecer su criterio. Esto les comunicará que valen mucho, que son aceptados y que no están solos en el desafío de crecer. Los padres necesitan planear algunas cosas que pueden ayudar a su hijo a descubrir el mundo. Si no lo hacen, lo hará la Internet, la pornografía, los amigos, y los medios de comunicación.
 
Los profesores más importantes en la vida de sus hijos son los padres. Desde que nacen, los hijos tienen hambre de aprender y descubrir el mundo que les rodea. Hablar con ellos antes, durante, y después de cualquier actividad, les ayuda a asimilar los pasos necesarios en el proceso de aprendizaje. Esta conversación también mejorará la comunicación y relación diaria con sus hijos. Cuanto más hable el uno con el otro, mejor y más placentera será la comunicación y el conocimiento mutuo.
 
Si educar es inspirar un espíritu libre capaz de juzgar la vida por ellos mismos, entonces debemos invertir cantidad y calidad de tiempo en enseñarles valores que fortalezcan su discernimiento, su razonamiento, su capacidad de discriminar y su habilidad de juzgar la vida con una sana conciencia.
 
Por esta razón, hagamos que los hijos recuerden los buenos momentos que pasan juntos con los padres; cuando les acompañamos para hacer la tarea, por la paciencia mostrada en la materia que le costaba, el día que lo llevaron a la casa de un compañero para estudiar. Que recuerden, respetando a los demás, valorando la vida y por las miles de veces que nuestras miradas se cruzaron y los padres les dijimos: "Te amo".

Cuán dulce es fiar en Cristo


Escrita en 1882, por Louisa M. R. Stead, para superar la trágica muerte de su esposo, el himno, llamado en idioma anglosajón "Tis So Sweet to Trust in Jesus", lleva 130 años alabando al Señor.
Ciento treinta años después de su creación, el mensaje del tradicional himno cristiano "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo", denominado en inglés "Tis So Sweet to Trust in Jesus", continúa resonando alrededor del mundo. Escrita por la creyente Louisa M. R. Stead, en 1882, la canción está considerada, por la crítica especializada, como una de las composiciones más bellas de la música religiosa gracias a su letra optimista que habla sobre el consuelo que puede prodigar el Creador.
 
Este himno nació tras una desafortunada circunstancia experimentada por su autora. Louisa Stead, nacida en 1850 en Inglaterra, y su esposo se relajaban junto a su hija de cuatro años en una playa de Long Island (New York) cuando escucharon el grito desesperado de un niño que se estaba ahogando. El esposo de Louisa trató de salvarlo. Sin embargo, durante el rescate el niño arrastró al señor Stead bajo el agua y ambos se ahogaron mientras Louisa y su hija observaban la escena a la orilla del mar.
 
Luego de la muerte de su marido, Louisa quedó sin medios económicos para sostenerse excepto el amor y amparo del Señor. Ella y su hija de nombre Lily experimentaron las más extrema pobreza y se vieron condenadas por algún tiempo a vivir una serie de privaciones. Empero, una mañana, cuando no tenían ni un solo centavo ni comida para el día, abrieron la puerta y encontraron que alguien les había dejado dinero y comida al lado de su puerta. Entonces, ese día ella escribió: "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo".
 
MISIONERA ETERNA
 
La vida de Louisa siempre estuvo ligada al Todopoderoso. Convertida a los nueve años de edad, Stead sintió el llamado de Jesucristo y con apenas 21 años se fue a los Estados Unidos para predicar la Palabra. Posteriormente del fallecimiento de su primer cónyuge se casó en segundas nupcias con Robert Wodehouse, un pastor evangélico, y se marchó a Sudáfrica. En 1895, con la idea de cuidar su salud, regresó a Norteamérica, pero una vez más el fiel Creador la envió en misión evangelizado a Rhodesia, en 1901.
 
Su hija Lily, desposada igualmente con un hombre de fe, compartió su amor por Dios y también entró en el campo misionero. Y aunque ella dejó de existir en 1917, tras un fructífero paso terrenal, su obra jamás dejó de estar presente dentro de la comunidad evangélica mundial. A lo largo de trece décadas sus versos, que se destacan por la confianza que transmiten en Cristo, han alcanzado la talla de canto imprescindible y son la mejor muestra de que es muy dulce y grato creer en el Dios Altísimo.
 
Las palabras del poema de Louisa Stead fueron musicalizadas por el famoso compositor cristiano William James Kirkpatrick, inventor de cerca de cien obras mayores y un sinfín de himnos de Pascua, Navidad y coros infantiles, y posteriormente se publicaron en varios himnarios. La tragedia que inspiró "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo" se transformó lentamente, en el siglo XX, en una fuente de consuelo para muchas almas, y hoy en día no deja de maravillar a los seguidores de Jesús de Nazaret.

OH CUÁN DULCE ES FIAR EN CRISTO
 
¡Oh, cuán dulce es fiar en Cristo
Y entregarse todo a Él;
Esperar en sus promesas,
Y en sus sendas serle fiel!
 
Coro
 
Jesucristo, Jesucristo,
Ya tu amor probaste en mí;
Jesucristo, Jesucristo,
Siempre quiero fiar en ti.
 
Es muy dulce fiar en Cristo,
Y cumplir su voluntad,
No dudando su palabra,
Que es la luz y la verdad.
 
Siempre es grato fiar en Cristo,
Cuando busca el corazón,
Los tesoros celestiales,
De la paz y el perdón.
 
Siempre en ti confiar yo quiero,
Mi precioso Salvador;
En la vida y en la muerte,
Protección me dé tu amor.

Dios la ignorancia es atrevida


Una investigadora de la universidad de Harvard ha mostrado un fragmento de pergamino del siglo IV del que se pudiera deducir que Jesús tuvo esposa, la noticia generó una polvareda en todo el mundo. Automáticamente, los medios, ávidos de sensacionalismo, la han aireado a los cuatro vientos. Una vez más se trata de inventar falsas verdades.
Ya comienza a ser sospechoso el hecho de que cada dos o tres años aparezca alguna noticia impactante sobre Jesús, con la que supuestamente se desmoronaría alguna de las creencias fundamentales que sobre su persona ha venido manteniendo el cristianismo durante dos mil años.
 
Aquí y allá surge eventualmente alguien perteneciente al ámbito científico o pseudo-científico para hacer una declaración que desacredita lo que los cristianos creemos.
 
Hace algunos años la BBC presentó la imagen de Cristo que más se podía acercar a la realidad, que lejos de ser parecida a las representaciones a las que estamos acostumbrados, lo mostraba más como un Neandertal que como un homo sapiens. A partir de un cráneo de un judío del siglo I y con las técnicas digitales por ordenador elaboraron un rostro parecido al de un gorila y se anunció que así debía haber sido el de Jesús. Naturalmente la sensación causada fue enorme, aunque la base científica de tal pretensión era nula. Es evidente que nadie sabe cómo era el rostro de Jesús, ni siquiera quienes a lo largo de los siglos lo han plasmado en la pintura o la escultura en forma idealizada. Pero lo que importaba en la novedosa noticia era ridiculizar su persona y así conseguir notoriedad mediática.
 
Todavía está fresco en la memoria el anuncio hace pocos años de National Geographic de que se había descubierto un evangelio, el de Judas Iscariote, que echaba por tierra las enseñanzas basadas en los cuatro evangelios. En realidad, el novedoso evangelio no era ni novedoso ni evangelio, sino uno más de los muchos escritos procedentes de los siglos III y IV en los que las sectas gnósticas plasmaron sus imaginaciones y luego les pusieron títulos rimbombantes, como Evangelio de Judas, Evangelio de Eva o Evangelio de María, entre muchos otros. Pero en una sociedad como la nuestra, donde la ignorancia sobre estas cuestiones es supina, la impresión causada fue extraordinaria, hasta el punto de jactarse los autores de la campaña de que, por fin, la verdad sobre Jesús había salido a relucir. Incluso se atrevieron a pronosticar que el Evangelio de Judas Iscariote sería la tumba de los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
 
Luego apareció James Cameron, el director de Titanic, para afirmar que se había encontrado la tumba de Jesús, lo que calificó como "la historia arqueológica más importante del siglo". Como los nombres de Jesús y José aparecían en la tumba, el cineasta llegó a la conclusión de que tenía que ser la de Jesús, con lo que la piedra fundamental de la enseñanza cristiana, la resurrección, se venía abajo.
 
El problema es que esos nombres eran corrientes en Judea en el siglo I, por lo que su deducción no tenía visos de solidez. Se trataba más de un deseo que de una realidad contrastada. Si dentro de dos mil años se encontrara en España una tumba del siglo XXI en la que aparecieran los nombres de Julio y Enrique, ¿se podrá deducir de ahí con total certeza que esa era la tumba de Enrique Iglesias, hijo de Julio Iglesias?
 
Ahora se presenta esta investigadora de Harvard con un fragmento de papiro del siglo IV, época del apogeo del gnosticismo, en el que aparecen las palabras "Jesús les dijo, mi esposa", deduciendo de ello que tal vez Jesús estuvo casado.
 
Pero desde hace mucho tiempo se conoce el Evangelio de Felipe, otro de tantos evangelios gnósticos, en el que se registra lo siguiente: "La compañera del Salvador es María Magdalena. El Salvador la amaba más que a todos los discípulos y la besaba frecuentemente en la boca. Ellos le dijeron: ¿Por qué la amas más que a todos nosotros? El Salvador respondió y les dijo: ¿Por qué no os amo a vosotros como a ella? Un ciego y un vidente, estando ambos a oscuras, no se diferencian entre sí. Cuando llega la luz, entonces el vidente verá la luz y el que es ciego permanecerá a oscuras".
 
Así que, lejos de ser una primicia mundial lo que ha descubierto la investigadora de Harvard, se trata simplemente de algo que ya se sabía desde muy atrás: Que algunas sectas gnósticas atribuyeron una relación carnal a Jesús con María Magdalena, argumento que usó el autor del Código da Vinci para su no
 
velesca fabulación. Pero se trata de desvaríos tendenciosos, movidos no por la búsqueda de la verdad sino por el deseo de sustentar un prejuicio interesado. Una nueva noticia falsa.
 
Lo revelador en todos estos casos es que queda patente en ellos, además de la ignorancia del público en general, la ignorancia de personas e instituciones que por su bagaje intelectual deberían conocer mejor los datos que manejan.
 
Pero tal vez el ansia de notoriedad es demasiado fuerte para dejar pasar la ocasión. O tal vez el deseo de descalificar al cristianismo es el factor principal. Sea como fuere, el verdadero y antiguo dicho español es muy apropiado en tales casos: La ignorancia es atrevida.

La guerra decisiva de los EEUU


Las elecciones presidenciales enfrentan un momento clave en la historia norteamericana, teniendo como escenario una guerra no contra enemigos externos sino de ideas que al ser optadas conducirán a la nación a la recuperación o el declive total.
Ni los conflictos en el mundo del Islam, ni las dificultades para manejar una estrategia en las rutas del petróleo, ni los asesinatos de funcionarios norteamericanos en esos países acaecidos en estos últimos días, ninguna guerra con enemigos externos pueden comparársele. En estos días los Estados Unidos de Norteamérica libran una batalla menos claramente percibida en su contenido que los avatares externos que enfrenta. Analistas políticos norteamericanos, conscientes de sus raíces, no dudan en aseverar que su país está ya en la franca vía del post-cristianismo, y que se parece a un tren aproximándose a toda velocidad a un abismo1, habiendo abandonado sus fundamentos cristianos y abrazado el progresivismo, una manera de evolucionismo en economía y política, y las tendencias socialistas al igual que Europa, y con ello, causado su caída cada vez más aparente e inminente. La realidad es por ello que en estas elecciones presidenciales los EE UU enfrentan un momento decisivo de su historia, teniendo como escenario una guerra no contra enemigos externos sino de ideas que al ser optadas conducirán a la nación, o a la recuperación, no sólo económica, o al declive total. Sí, la mayor guerra norteamericana es interna e ideológica.
 
Quien ha presenciado en los canales de televisión norteamericanos las convenciones de ambos partidos, habrá notado de qué se trata: el partido demócrata busca tiempo, un período más en el poder para lograr algo más visible que las pálidas cifras del presidente Obama. El discurso es el mismo: Obamacare, impuestos, rescates -falsos, ya que en realidad son sólo maneras de ganar tiempo al enfrentamiento real de sus deudas- para asistir a los que no tienen… y una agenda absolutamente imprevista en el plano moral: legalización del matrimonio homosexual. Si Obama pretendió alguna vez convencer al mundo de su filiación cristiana, nunca pudo engañar a los que miraron con atención su verdadero perfil humanista. El partido Republicano vuelve, más decidido y contundente que nunca en los discursos de sus miembros, e invoca la conciencia histórica del pueblo: hay que volver a las raíces. La convención Republicana fue una fiesta, un banquete de ideas, que nuestros países latinoamericanos, supuestamente cristianos, pero más católicos que cristianos, nunca hemos tenido el privilegio de escuchar tan claramente como en esa nación.
 
Así, durante dos días, quienes presenciaron la convención pudieron oír algo que parecía sacado de otras épocas: desde un McCain alegando la causa de la dignidad humana como opuesta a los programas estatales de asistencia, a una Silvia Martínez, Gobernadora de Nuevo México, mezclando con orgullo sus frases de batalla en español con su historia familiar, la de sus padres quienes empezaron una pequeña empresa en donde ella inicia su vida laboral en un puesto de guardianía, para terminar empleando a cientos de personas. No fue la única, fue más bien el común denominador, la tipificación de la historia del ciudadano común, la historia de sacrificio, fe y éxito empresarial, la bandera de la nación de la libertad para salir adelante mediante el propio esfuerzo, no la limosna del Estado. El clímax de la convención lo protagonizó Condoleezza Rice, esa imagen de mujer de acero, ahora inimaginablemente cercana, una historia memorable de niña negra marginada a quienes sus padres animaron a creer en sí misma, creer hasta convertirse en la primera mujer negra que llega al puesto de Secretaria de Estado Norteamericano. Rice fue clara al afirmar que a los EE UU le urge volver a ser esa nación promotora de los sueños individuales para recuperar su liderazgo mundial. Es obvio que los norteamericanos de vertiente conservadora no le tienen miedo al liderazgo, algo que deberíamos imitar, en lugar de buscar el poder subrepticiamente con falsas modestias. Coronó la convención Paul Ryan, quien pasó de su historia familiar de clase media, la de la madre viuda quien inicia un modesto negocio para sacar adelante a sus hijos, a la enérgica defensa del corte del gasto federal, a trabajar para aumentar la clase media. "Entre crecimiento de Estado y Gobierno, escogemos Gobierno", dijo al final, y con ello remontó a toda la convención a sus raíces cristianas nuevamente.
 
El candidato presidencial Mitt Romney es mormón. Ryan es católico. Lejos de lamentar la capacidad norteamericana de unir fuerzas en base a valores comunes, también envidiable, de lo que se trata aquí es de principios: ¿Se puede votar por un mormón?; ¿Puede un evangélico confiar en un católico? Si se trata de principios, los norteamericanos tendrán que remitirse a estándares bíblicos. "Sabios, entendidos y expertos", tendrá que ir unido a la capacidad de defender valores morales no negociables. Y se entiende que la sabiduría requerida no es la de las famosas universidades humanistas, sino la del conocimiento de principios bíblicos en el respeto al Dios de la Biblia3. Ya lo dijo Ryan al inicio de su campaña: "nuestros derechos vienen de Dios, no del gobierno". Inusual para el mundo, un joven político que no apela a sus títulos universitarios -que sí los tiene- sino a su condición de hombre libre. ¿Entiende el mundo lo que Ryan dijo?
 
Visto desde esa perspectiva, se puede echar luces sobre la elección: entre un Obama que cambia de política de acuerdo a la conveniencia, promueve el aborto y se opone a las leyes antiabortistas, tiende medios legales para que se legalice el matrimonio homosexual, demostrando así su falsa adherencia a valores cristianos; que en relación a perspectiva de Estado no vacila en incrementar y crear nuevos impuestos, aún sobre la herencia, y hasta el 30% de impuesto sobre todo el que gane un millón de dólares anuales, que intenta con Obamacare pasar el control de la salud de los norteamericanos del sector privado al Estado; que ha logrado expandir tanto al Estado que una de cada cinco familias americanas recibe cupones de alimentos; a un Romney que defiende a la familia y a la unión matrimonial entre hombre y mujer de manera expresa; quien, aún cuando tiene una posición clara acerca de un Estado no tan limitado, aprueba los recortes fiscales y apoya a su candidato a vicepresidente, Paul Ryan, en políticas fiscales duras y a favor del desarrollo de la pequeña empresa; queda por considerarse si Romney pasa finalmente, de vacilantes opiniones sobre el aborto y el tema homosexual -ha pasado de pro-aborto a la defensa de la vida en contra del aborto, aceptándolo sólo en casos de incesto o violación, e igualmente apoyando la adopción por parte de homosexuales- y de su decidida posición antimigratoria (que lo ha hecho impopular a los latinos), a posiciones más claras y sin ambigüedad en el expreso terreno moral.
 
El idioma inglés cuenta con un término difícil de traducir al español en su significado exacto: "ultimate". La guerra ideológica podrá no ser la "última" en términos cronológicos, pero los norteamericanos perciben que sí se trata de una batalla decisiva para ellos como nación hasta hace poco indiscutiblemente poderosa. Que los resentimientos antiyanqui no engañen: quien alguna vez pudo estar en ese país compartiendo las cenas en familia seguidas de devocionales didácticos, plenos de valores cristianos, quienes se han sentado ante una mesa norteamericana en día de Acción de Gracias, y gozado de la abundancia que hasta hace pocos años los norteamericanos compartían con los extranjeros, saben lo que esa nación –no perfecta, como que nunca la ha habido en este mundo- debe al Cristianismo. Que la historia no sea mezquina en reconocerlo.

viernes, 5 de octubre de 2012

El temor de Jehová


La Biblia tiene mucho que decir acerca del temor. De hecho menciona dos tipos específicos de temor. El primer tipo es beneficioso y debe ser fomentado. El segundo tipo es un detrimento y no solo debe ser disuadido sino conquistado. El primer tipo de temor es el temor del Señor. Este tipo de temor no es necesariamente miedo que signifique estar temeroso de algo. Más bien es una impresionante reverencia por Dios; una reverencia por Su poder y gloria. Sin embargo, también es un apropiado respeto por Su ira y enojo. En otras palabras, es un reconocimiento de todo lo que es Dios, lo cual viene a través de conocerlo a Él y todos Sus atributos.
El temor del Señor conlleva muchas bendiciones y beneficios. El Salmo 111:10 nos dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos. Su loor permanece para siempre”. Y Proverbios 1:7 se declara: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Por lo que podemos ver que tanto la sabiduría como el conocimiento comienzan con el temor del Señor.
 
Más aún, en Proverbios 19:23 leemos: “El temor de Jehová es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado del mal”. Y de nuevo en Proverbios 14:27 nos dice: “El temor de Jehová es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”. Y Proverbios 14:26 declara: “En el temor de Jehová está la fuerte confianza, y esperanza tendrán sus hijos”. En estos versos vemos que el temor del Señor proporciona vida, seguridad para tus hijos, protección del mal, confianza y satisfacción.
 
Por todo esto, se puede ver que el temor del Señor debe ser fomentado. Sin embargo, el segundo tipo de temor mencionado en la Biblia no es beneficioso y debe ser no solo disuadido, sino derrotado. Este es el “espíritu de cobardía” mencionado en 2 Timoteo 1:7 donde dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Así que podemos ver desde el principio que este “espíritu de temor” no viene de Dios.
 
Sin embargo, algunas veces estamos temerosos, algunas veces este “espíritu de temor” nos vence, y para vencer este temor necesitamos confiar en y amar a Dios totalmente. 1 Juan 4:18 nos dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Sin embargo, nadie es perfecto, y Dios lo sabe. Así que Él ha esparcido generosamente ánimo contra el temor a través de la Biblia. Comenzando desde el libro del Génesis y continuando a través de toda la Biblia hasta el libro de Apocalipsis, Dios nos dice: “No temas”.
 
Por ejemplo, Isaías 41:10 nos anima, leemos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Y de nuevo en Daniel 10:12, el ángel del Señor anima a Daniel: “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”. Y en el Nuevo Testamento, Jesús dice, “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31). Tan solo estos pocos versos, cubren muchos diferentes tipos de temor. Dios nos dice que no temamos estar solos, o estar demasiado débiles, o no ser escuchados, y no temer por nuestras necesidades físicas. Y estas exhortaciones continúan a través de la Biblia, cubriendo muchos diferentes aspectos del “espíritu de temor”.
 
Sin embargo, estos “no temas” dependen de nuestra habilidad para poner nuestra confianza y fe en el Señor. En el Salmo 56:11, el salmista escribe: “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Este es un asombroso testimonio del poder de confiar en Dios. Lo que el salmista está diciendo es que, a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios. Entonces, la total y completa confianza en Dios, es la clave para vencer el temor.
 
Confiar en Dios es rehusarse a ceder ante el temor. Es acudir a Dios aún en los tiempos más oscuros y confiar en que Él arregle las cosas. Esta confianza procede de conocer a Dios y saber que Él es un Dios bueno, quien solo quiere dar a Sus hijos cosas buenas. Es como dijo Job, cuando estaba experimentando unas de las pruebas más difíciles registradas en la Biblia, leemos: “He aquí, aunque él me matare, en Él esperaré” (Job 13:15).
 
Una vez que hayamos aprendido a poner nuestra confianza en Dios, ya no tendremos temor de las cosas que vengan contra nosotros. Seremos como el salmista y, “…alégrense todos los que en ti confían. Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes. En ti se regocijen los que aman tu nombre” (Salmo 5:11).
 
La Biblia tiene mucho que decir acerca del temor. De hecho menciona dos tipos específicos de temor. El primer tipo es beneficioso y debe ser fomentado. El segundo tipo es un detrimento y no solo debe ser disuadido sino conquistado. El primer tipo de temor es el temor del Señor. Este tipo de temor no es necesariamente miedo que signifique estar temeroso de algo. Más bien es una impresionante reverencia por Dios; una reverencia por Su poder y gloria. Sin embargo, también es un apropiado respeto por Su ira y enojo. En otras palabras, es un reconocimiento de todo lo que es Dios, lo cual viene a través de conocerlo a Él y todos Sus atributos.
 
El temor del Señor conlleva muchas bendiciones y beneficios. El Salmo 111:10 nos dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos. Su loor permanece para siempre”. Y Proverbios 1:7 se declara: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Por lo que podemos ver que tanto la sabiduría como el conocimiento comienzan con el temor del Señor.
 
Más aún, en Proverbios 19:23 leemos: “El temor de Jehová es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado del mal”. Y de nuevo en Proverbios 14:27 nos dice: “El temor de Jehová es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”. Y Proverbios 14:26 declara: “En el temor de Jehová está la fuerte confianza, y esperanza tendrán sus hijos”. En estos versos vemos que el temor del Señor proporciona vida, seguridad para tus hijos, protección del mal, confianza y satisfacción.
 
Por todo esto, se puede ver que el temor del Señor debe ser fomentado. Sin embargo, el segundo tipo de temor mencionado en la Biblia no es beneficioso y debe ser no solo disuadido, sino derrotado. Este es el “espíritu de cobardía” mencionado en 2 Timoteo 1:7 donde dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Así que podemos ver desde el principio que este “espíritu de temor” no viene de Dios.
 
Sin embargo, algunas veces estamos temerosos, algunas veces este “espíritu de temor” nos vence, y para vencer este temor necesitamos confiar en y amar a Dios totalmente. 1 Juan 4:18 nos dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Sin embargo, nadie es perfecto, y Dios lo sabe. Así que Él ha esparcido generosamente ánimo contra el temor a través de la Biblia. Comenzando desde el libro del Génesis y continuando a través de toda la Biblia hasta el libro de Apocalipsis, Dios nos dice: “No temas”.
 
Por ejemplo, Isaías 41:10 nos anima, leemos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Y de nuevo en Daniel 10:12, el ángel del Señor anima a Daniel: “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”. Y en el Nuevo Testamento, Jesús dice, “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31). Tan solo estos pocos versos, cubren muchos diferentes tipos de temor. Dios nos dice que no temamos estar solos, o estar demasiado débiles, o no ser escuchados, y no temer por nuestras necesidades físicas. Y estas exhortaciones continúan a través de la Biblia, cubriendo muchos diferentes aspectos del “espíritu de temor”.
 
Sin embargo, estos “no temas” dependen de nuestra habilidad para poner nuestra confianza y fe en el Señor. En el Salmo 56:11, el salmista escribe: “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Este es un asombroso testimonio del poder de confiar en Dios. Lo que el salmista está diciendo es que, a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios. Entonces, la total y completa confianza en Dios, es la clave para vencer el temor.
 
Confiar en Dios es rehusarse a ceder ante el temor. Es acudir a Dios aún en los tiempos más oscuros y confiar en que Él arregle las cosas. Esta confianza procede de conocer a Dios y saber que Él es un Dios bueno, quien solo quiere dar a Sus hijos cosas buenas. Es como dijo Job, cuando estaba experimentando unas de las pruebas más difíciles registradas en la Biblia, leemos: “He aquí, aunque él me matare, en Él esperaré” (Job 13:15).
Una vez que hayamos aprendido a poner nuestra confianza en Dios, ya no tendremos temor de las cosas que vengan contra nosotros. Seremos como el salmista y, “…alégrense todos los que en ti confían. Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes. En ti se regocijen los que aman tu nombre” (Salmo 5:11).

Asera, diosa de la fertilidad


Un pecado gravísimo, que se menciona reiteradamente en el Antiguo Testamento, era la idolatría y la adoración a dioses falsos. Dios repetidamente condenó el culto a Baal y Asera, las principales deidades masculina y femenina de los cananeos y de otros pueblos cercanos.
Baal y Asera eran los dioses más importantes de la fertilidad. Su culto solía incluir actos sexuales con un sacerdote o una sacerdotisa, a los cuales se les debía entregar una ofrenda. Esto básicamente llegaba a ser una actividad sexual que se realizaba por dinero, razón por la cual la Biblia frecuentemente compara la veneración a estos dioses con la prostitución.
 
El nombre común de esta diosa en Babilonia y Mesopotamia era Istar (que sobrevive en la actualidad bajo la forma Easter, nombre en inglés de la Pascua Florida). Su nombre entre las naciones que circundaban Israel era Asera o Astarté, pero los escritores bíblicos, aparentemente de manera deliberada, cambiaron el nombre a Astarot o Astoret para que su pronunciación se asemejara al vocablo hebreo que significa “vergüenza”. Efectivamente, el modo en que se la veneraba era degradante y vergonzoso.
 
En Israel y en los países vecinos es común encontrar todavía estatuillas de esta y otras diosas de la fertilidad, claros indicios de la popularidad de su culto. La adoración a esta diosa es mencionada en el Antiguo Testamento a partir de la muerte de Josué en Jueces 2:13 (h. 1210 a.C.), hasta el reinado del rey Josías en 2 Reyes 23:13 (h. 640 a.C.).

Haced esto en memoria de de mí


“Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí”, 1 Corintios 11:24-25.
Alrededor del mundo en cualquier día domingo, miles de cristianos acudirán a su lugar de reunión para participar en la reunión más importante que pueda celebrar una iglesia local. No será la predicación del Evangelio aunque sea esta una actividad importante y necesaria. No será para escuchar una exposición de un pasaje bíblico aunque sea esto esencial para crecer espiritualmente. Los cristianos se van a reunir para hacer memoria del Señor Jesús en su muerte. Así responderán a la petición hecha por Jesús la noche en que fue traicionado y antes de ir a la cruz. Sus palabras fueron dichas después que Él había celebrado la fiesta anual de la pascua con sus discípulos. Seguramente lo que hizo Jesús sorprendió a los discípulos que pensaban que ya habían terminado la fiesta. Jesús se levantó, tomó un pan y dio gracias en voz alta. Luego rompió el pan en sus manos y lo pasó a sus discípulos diciendo “Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto EN MEMORIA DE MÍ”, 1 Corintios 11:24. Sin entender mucho del significado, los discípulos cumplieron con la petición de su Señor.
 
Después que todos habían comido del pan, Jesús tomó una copa y dio gracias otra vez. Luego la pasó a los suyos diciendo, “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, EN MEMORIA DE MÍ”, 1 Corintios 11:25. Los discípulos conocían bien los términos del pacto entregado por Moisés, pacto que Dios había hecho con su pueblo pero he aquí algo nuevo, ¡un nuevo pacto! No fue el momento para entrar en una explicación de Él pero tenía que ver con la sangre de Jesús. Pronto verían a Jesús morir y por su muerte en la cruz y pronta resurrección, dejaría en claro que ya no servían los animales como medio para acercarse a Dios. De ahí en adelante sería a través del Señor Jesucristo mismo. Los discípulos están pisando el umbral de una nueva era que continúa hasta el día de hoy.
 
Junto con usar los dos símbolos del pan y la copa, Jesús dijo: “haced esto EN MEMORIA DE MÍ” (vv.24-25). Muchas iglesias han perdido la costumbre de fijar una reunión semanal para obedecer al Señor Jesús en lo que pidió “la noche que fue entregado” (v.23). Muchos individuos restan importancia a la celebración y no asisten. Es una reunión caracterizada por ferviente adoración y profundas expresiones de aprecio por lo que Cristo hizo y por lo que Él es. Estará preguntando el Salvador en cualquier primer día de la semana acerca de los que han sido limpiados, “¿dónde están?” Lucas 17:17. No prive Ud. a Jesús de lo que Él merece recibir, su adoración en la Cena del Señor.

Confiad, yo he vencido al mundo


“Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios… Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente… y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, Juan 16:25-33.
En este pasaje, la Palabra de Dios nos habla de aquella gran victoria que nuestro Salvador obtuviera sobre el diablo, el pecado, la tumba, el temor, la tristeza, la ignorancia y la trasgresión. En efecto, a través de su muerte, el Señor derrotó para siempre a las tinieblas y a la muerte; y por ende, el mismo poder que operó en su resurrección, vivificará nuestros cuerpos mortales o nos arrebatará al cielo y nos transformará en un abrir y cerrar de ojos.
 
Jesucristo vino al mundo, y cumplió a la perfección el plan de redención del Padre. Y por medio de aquel sacrificio, fueron satisfechos tanto el amor como la justicia de Dios, abriéndose las puertas de la gracia ante todo aquel que quiera aceptarlo.

Manteniéndonos en buenos puertos


Rev. Carlos Guerra.
Vendrán tiempos difíciles y peligrosos, pero también tenemos que reconocer que vienen tiempos muy emocionantes para el pueblo del Señor.
“Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí. Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón. Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar”, Hechos 27: 7-15.
 
La juventud es la próxima generación que va a tomar las riendas de esta obra, aquí están los futuros pastores, presbíteros o supervisores de esta obra. Los que vienen detrás mantendrán el fuego encendido, no queremos que sea una generación indiferente, que no puede alabar a Dios. Ciertamente, las señales que estamos viendo a nivel mundial: Crisis social, crisis económica, crisis política; son parámetros inequívocos de que ya estamos en los postreros tiempos y verdaderamente son tiempos peligrosos, claramente indican que la trompeta está por sonar, Cristo está a la puerta.
 
Vendrán tiempos difíciles y peligrosos, pero también tenemos que reconocer que vienen tiempos muy emocionantes para el pueblo del Señor. El pueblo que se ha mantenido en la brecha, que sigue buscando hacer la voluntad de Dios; va a experimentar lo que la Biblia llama la gloria postrera, vamos a ver la gloria de Jehová ser derramada sobre toda carne. Todo aquel que está buscando al Señor y hace su voluntad va a ser revestido de esa doble porción, una unción tan terrible que el más pequeño, o el más viejito, va a andar bajo una unción tan poderosa; Dios va a usar sus vidas para romper yugos, para sanar enfermos, para levantar paralíticos, para echar fuera demonios, para deshacer obras del diablo. Esta obra empezó en gloria y en pentecostés, pero todavía no hemos visto nada de lo que Dios va a hacer. Viene la lluvia tardía, también viene la cosecha final, Dios nos está escogiendo para meter el trigo en el granero, ¡Gloria a Dios!
 
Creemos en los ángeles, hemos visto ángeles, yo sé lo que es ver un ángel. Estaba recién convertido, ayunando varios días, estaba en mi cuarto, y apareció un ángel con vestiduras blancas como la nieve, un blanco resplandeciente, con ribetes como de oro aquí en el cuello, unos ojos transparentes que lo miran a uno y lo atraviesan. Así es que abrí más los ojos para que no se me vaya a ir el ángel y disimuladamente me pellizqué para saber si estaba dormido, porque estaba sentado en la cama, el ángel me sonríe y me dice: ¡No estás dormido, estás despierto y he sido enviado para mostrarte algo! Y se sentó en la cama y yo siento cuando la cama se hunde un poquito y abrió un álbum de fotografía donde yo estaba recién nacido, y el ángel comienza a decirme paso a paso mi vida: Esto que te pasó cuando tenías tal edad, por eso que tú a veces actúas así y asá…
 
Y comenzó por diferentes etapas de mi vida y ahí me di cuenta que en el cielo tienen un control completo de nuestras vidas desde antes de que naciéramos, desde antes de que estuviéramos en el vientre de la madre. Pero hermanos, los ángeles no son los llamados para meter este trigo, somos nosotros a quienes Dios ha llamado para cosechar el último ramillete de almas que el Señor va a hacer madurar cuando la lluvia postrera descienda sobre todos nosotros, el mundo entero va a ser sacudido y se dará cuenta que el Dios de este mundo no es Hare krishna, ni Mahoma, ni Buda, ni fulano, ni mengano, sino que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores.
 
Cuando usted camine por las aceras, la gloria de Dios estará sobre su vida, y si un endemoniado pasa a la par suya este será libertado por la unción que habrá sobre su vida; cuando vaya por un hospital y pase por varias camas y no haya tiempo de orar uno por uno, sólo que pase nada más y los enfermos sanarán. En el año 1950, llegó un hombre a Costa Rica a realizar una campaña en el campo de béisbol, pero el gobierno se lo prohibió, y entonces se fue al hospital a orar por los enfermos, y los doctores endiablados también se lo prohibieron, entonces se sintió tan indignado, que este hombre se paro frente al hospital de San Juan de Dios (en Costa Rica), levantó sus manos hacia el hospital y comenzó a orar (desde afuera) y dijo: “Sean sanados todos los enfermos”, y comenzaron a oírse gritos en el hospital, gente que se levantaba de sus camas, se quitaban lo que tenían y decían que estaban sanos. Sí, eso fue años atrás, ¿cuánto más vamos a ver en estos últimos días? Por eso es importante hermanos que nosotros estemos en obediencia y en la perfecta voluntad de Dios, y así no nos vamos a desubicar del plan de Dios que hay sobre nuestras vidas.
 
Una de las viejas tretas del enemigo cuando no puede derribar a alguien, cuando no puede hacerlo caer de la gracia, es desubicarlo del plan de Dios. Y si él logra desubicarme del plan de Dios, de la voluntad de Dios, me voy a meter a trabajar donde Dios no quiere que trabaje, voy a casarme con quien Dios no quiere que me case, voy a estudiar lo que Dios no quiere que estudie, y voy a estar donde Dios no quiere que este, y por supuesto las cosas no van a salir bien; esta es una vieja estrategia del diablo, desubicar a la gente. Hay personas que se casaron antes de tiempo, otros se casaron con quien no tenían que unirse; y estos en lugar de meterlos en el Señor, los alejaron de Él; hermano no permitas que el enemigo te desubique del plan de Dios.
 
Abraham era uno de los mejores amigos de Dios, de hecho Dios dice: “Abraham, mi amigo” (Isaías 41:8), y Dios le dio una promesa: “Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:3), luego de prometerle bendecirle y engrandecer su nombre, también le da una responsabilidad (serás de bendición). “Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra” (Génesis 12:10); nunca Dios le dijo que descendiera a Egipto, descendió y se desubicó del plan de Dios y ¿qué ocurrió? Llegando allí se volvió mentiroso.
 
“Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti” (Génesis 12:11-13); entonces se volvió mentiroso y hasta casi pierde su matrimonio, “aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón” (Génesis 12:14-15).
 
Pero lo más terrible de todo es que los trece años que estuvo en Egipto Dios no le hablo ni una sola vez. La voz de Dios es alimento para el alma, Dios le habla de muchas formas por la Palabra, por sueños. En el caso mío, yo quería que me hablara en profecía, era un joven de dos años de convertido; me acuerdo que comenzó la vigilia y Dios derramando su Espíritu, y Dios hablando, y levantaba un vaso y hablaba aquí, y hablaba al otro, pero a mí, nada. Entramos al receso y pensé, ‘tal vez después’, y el Señor otra vez moviéndose y hablando y a mí, nada. Ya eran las cinco de la mañana, íbamos a terminar la vigilia y yo digo: ‘¡Qué lástima, la aguantada de sueño que di hoy, Dios no me habló como yo quería!’ Y me fui a la puerta y ya estaba con un pie afuera, en tanto el Rev. Manuel Zúñiga iba a despedir el culto, y dijo: ‘Hermanos hay que esperar hasta el último Amén’.
 
¿Quién le ha dicho que al principio del culto Dios tiene que hablar? Dios hace como a Él le place, Él es soberano; cuando veo que se derrama el Espíritu Santo meto el otro pie y abro un ojo y veo que Dios levanta un vaso y comienza hablar a un hermano: ‘¿Qué piensas, de quién te escondes, qué estabas haciendo a las siete de la mañana fumando, qué crees que mi ojo no te vio?’ Y el hermano llorando y todo arrepentido, y yo ‘¡Señor háblame, háblame!’ Cuando yo veo que a una hermana la toma el Espíritu y yo estoy con los ojos cerrados y los abro un poquito y veo que se acerca donde yo estaba, en mi espíritu le decía: ‘¡No te suelto, háblame Señor, háblame!’ Y se detiene junto a mí para profetizar y cuando siento algo caliente que desciende sobre mi cabeza y oigo que esa mujer me dice: ‘¡Oye muy amado Carlos!’ Hasta ahí llegué, dos años esperando que Él me hablara y ahora me desmayo, sólo porque oí “oye amado Carlos” y eso fue todo lo que me acuerdo porque me desmayé, y luego tuve que levantarme y preguntar a cada uno, parecía un reportero.
 
Me contaron el testimonio de un hermano que vivía en un estado de los Estados Unidos, y que un amiguito de él le dijo que vendiera su casa y dejara todo, y se viniera para la Florida, le pintó la luna, el sol y las estrellas; entonces sin consultar a Dios vendió su casa, dejó todo, él y su esposa renunciaron a su trabajo, se fueron para Florida sin dirección de Dios. Cuando llegaron allí en lugar de por lo menos alquilar una casa y ver cómo les iba, se pusieron a construir una casa que le costó 250, 000 dólares y después de que la construyó no conseguía trabajo, se vio en problemas, la casa perdió valor, se vino la crisis, ahora lo que le ofrecían era 100, 000 dólares por la casa, estaba por perder la casa también, por haber tomado una decisión sin consultar a Dios, se salieron de la voluntad de Dios. Abraham casi pierde su matrimonio hasta que reconoció y volvió a subir al lugar donde había edificado un altar y llegó a ese lugar y adoró al Señor y allí Dios se le volvió a manifestar. Después de trece años Dios le vuelve hablar y las cosas cambiaron en la vida de Abraham.
 
Hermano querido no te desubiques, nos pases lo de Abraham; no pases lo de Jonás, que se fue para otro lugar donde Dios no le había dicho; nos puede pasar lo de Pedro, que apareció siguiendo a Jesús de lejos, y desubicado negó al Señor tres veces; que Dios nos ayude a mantenernos en obediencia a Dios, en la perfecta voluntad, si lo hacemos seremos cabeza y no cola, estaremos arriba y no abajo, seremos bendito al salir, seremos bendito en la ciudad y lo más importante tendremos paz, ¿cuántos quieren el cien por ciento de lo que Dios tiene para su vida?, no le deje nada al mundo, no le deje nada al diablo, agarre todo lo que Dios tiene para su vida, todas las bendiciones, todo el ministerio, todos los dones, todos los talentos, todas las habilidades, todas las puertas en que hay que entrar.
 
Ustedes han oído de David, que Dios le dijo: ‘¡Te di esto, te di aquello, te di palacio, te di casas, te di ovejas, esto, aquello! Y te hubiera dado mucho más’, cuando yo leí ese pasaje entendí que hay mucho más para mi vida, no quiero menos ni tampoco quiero más, pero quiero todo lo que Dios tiene para mi vida.
 
En el pasaje que estamos leyendo hoy, encontramos al apóstol Pablo siendo prisionero y llevado hacia Italia, la obra de Dios nunca ha sido fácil, ellos pasaron por varios puertos de Asia, pasaron por: Sidón, Chipre, Cilicia y por otros más, y dice que navegando por muchos días despacio porque los vientos les eran contrarios. La obra del Señor nunca es fácil, ser joven no es fácil, los vientos siempre serán contrarios, ¿por qué? Porque nosotros vamos para allá y el mundo viene para acá, los vientos siempre serán contrarios, cuesta más ser de sana doctrina. Pastor, me decía un hermano: ‘¿Usted conoce algún lugar que sea suavecito, que sea fácil para empezar yo el ministerio?’ Y le dije: ‘Perdón pero no hay ningún lugar fácil, en ningún país del mundo, pero si Dios te manda Él te dará la victoria, si Dios te llama te capacitara’.
 
La obra no es fácil, por eso yo no quería ser pastor, no es para asustarles, pero yo dije: “Cualquier cosa menos pastor”; me gustaba ser oveja, me pegué a mi pastor, me pegué tanto que una vez íbamos a cruzar un río, íbamos varios discípulos de Manuel Zúñiga, jóvenes todos, y llegamos al río, porque íbamos para predicar, veo ese río y le digo: ‘Hermano pastor, yo lo pasaría a usted a caballo, pero como yo soy tan bajito de estatura (aunque yo lo monte a caballo) los dos nos vamos a mojar siempre, es una tontería que nos mojemos los dos, ¿usted que es más alto, no cree que podría cargarme?’  Me dijo: ‘Sí, tiene razón Carlitos, móntate’. Y me monte en la espalda de él y los demás compañeros dijeron: ‘¡No se vale, no, qué argolla, no es justo, que se moje también…!’ Y él no respondió nada, yo contento porque Manuel Zúñiga me iba pasando por el río, los demás mojándose y yo feliz, pero cuando vamos por la mitad del rio, me dice Zúñiga: ‘¿Estás listo?’ Y yo le digo: ‘¿Para qué?’ El pastor me tiró al río y me mojé más de los que iban a pie, y ellos se rieron de mí, pero logramos llegar al otro lado.
 
Lo que leíamos hermanos, es que llegaron a un lugar que llaman Buenos Puertos, pero era un lugar incómodo, pero era Buenos Puertos, era un lugar estrecho, sin mucho lujo y con mucha restricciones de capacidad; Dios nos ha traído, hermanos, a una obra que no hay muchos lujos, nos ha traído a una obra donde hay muchas restricciones, porque aquí no se puede hacer lo que se le da la gana, aquí no puede vestir como le parece, aquí no va andar como cree, aquí no va a decir lo que le da la gana, ni a meterse en los lugares que le da la gana, porque aquí hay restricciones y eso hace que algunos se sientan incómodos y que se vayan para otros lugares, donde le permitan andar como quieran, vestir como quieran, decir lo que quieran, hacer lo que quieran; si no hay restricciones se sienten bien, hay anchura de lo que sea.
 
Pero en esta obra hay restricciones, hay límites, pero benditos sean los linderos, benditos sean los límites que nos han puesto. Cuánta gente se ha desubicado y se han ido de nuestras iglesias porque lo que querían era hacer su voluntad, porque se sintieron incómodos, y se expresaron: ‘¡Es que aquí señalan demasiado el pecado! ¡Es que aquí se meten con uno!’, pues saque el pecado de su vida y no se va a sentir aludido. Dele la gloria a Dios que los pastores nos metemos con su vida, porque nos interesa su alma; preocúpese si no nos metemos con usted, pero si lo llamamos para exhortarle o para disciplinarle, dele gloria a Dios que hay alguien que se preocupa tanto que le ama, para decirle la verdad, pero no se vaya mantente en Buenos Puertos.
 
En la iglesia tuvimos una hermana que cantaba como un ángel, era bajita de estatura, pero con  una voz potente y ungida, cada vez que cantaba descendía la gloria de Dios, Dios la usaba muy lindo. Un domingo estaba la iglesia llena, afuera no había espacio para estacionar más carros y el esposo de esta hermana parqueó el carro algo atravesado, ocupando el espacio de dos carros; un diácono se acercó donde el hermano que estaba en la alabanza, y le dijo: ‘Disculpe hermano la ocurrencia, es que el carrito suyo está ocupando el lugar de dos carros y ya no caben más, si es tan amable de poder correrlo para que entre otro ahí’. Y él se molestó y dijo: ‘¡Si me tengo que levantar me voy del culto!’, el diácono le dijo: ‘¡No hermano, no se moleste, si quiere me da las llaves y yo se lo corro y se las vuelvo a traer!’ Y aún molesto le contestó: ‘¡Si me levanto me voy del culto!’, y el hermano le respondió: ‘¡No, no hermano! Y le dice: ¡Me voy! Se volvió donde la esposa, los hijos y comentó: ¡Vieja, vámonos! La hermana y los hijos se pusieron de pie y se fueron no sólo del culto, se fueron de la iglesia, eso es increíble pero cierto. Se dejan desubicar por cualquier bobería del diablo, por cualquier bobería de la carne, porque alguien no me saludó, porque Juanita es una hipócrita, porque el otro pasó a la par mía y qué se cree, porque ponen a dirigir al otro y a mí no me dan nada, porque el pastor tiene su argolla, y se van y se desubican. Lamentablemente, lo digo con dolor, la pareja se separó a los meses, él se fue con otra, lo único que oí es que ella estaba cantando en karaokes mundanos, un talento que era para la gloria de Dios, pero se desubicaron del plan del Señor.
 
Pablo estaba en ese lugar con 246 personas entre soldados y prisioneros que iban en el barco, llegaron con dificultad, pero lograron llegar a Buenos Puertos, allí es donde tenían que quedarse, aunque fuera incómodo o estrecho, pero eran Buenos Puertos, ahí había paz, ahí podían dormir tranquilos, aunque incómodos pero con la paz de Dios, ¿no es mejor estar un poco apretados pero con la bendición de Dios? A un hermano en la iglesia se le presentó un trabajo y me dijo: ‘Voy a ganar mil dólares más por mes’, le contesté: ‘Pero hermano, ¿cómo es esto, mil dólares más por mes?, y ¿cuál es el gancho?’; ‘Bueno, tengo que trabajar de dos a diez de la noche y entre semana no puedo venir a los cultos y los domingos también tengo que trabajar’. Entonces yo me le quedé viendo, le toqué la pancita y le dije: ‘¡Oye hermano!, has aumentado desde que te casaste, ¿verdad? Y respondió: ‘Sí, casi veinte libras’. ‘Has aumentado de peso, casado, con una bebé, quiere decir que no te ha faltado comida, ¿verdad? Has estado estrecho económicamente, pero tienes la libertad de poder venir a la iglesia y de poder adorar a Dios, hermano, no es de Dios que agarre ese trabajo, no se desubique, porque el diablo con tal de desubicarlo, le va a enviar lo que sea, le va a ofrecer lo que sea, por eso hay que tener cuidado. Mantente estrecho mejor, mantente con tu mismo trabajo, que te da libertad de venir a la casa de Dios. Si ese trabajo es de Dios, pues lo van a llamar y le van a dar el horario que más le conviene, entonces entenderemos que Dios está en el asunto, y si no es una trampa del diablo’. A los quince días, lo llamaron de la misma compañía y el gerente le preguntó: ‘¿Cuál es el horario que a usted le conviene?’ ‘En la mañana desde la hora que sea hasta las cuatro de  la tarde’; entonces le dieron el puesto y con ese horario ¡Dios honra a los que le honran!
 
Así que estaban en Buenos Puertos, ahí estaban muy incómodos, pero estaban bien y viene una advertencia en el versículo 10, el apóstol Pablo por palabra de sabiduría, por revelación de Dios, da una palabra profética y les dice: “Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas”, hay peligro quedémonos en Buenos Puertos, no nos salgamos de la voluntad perfecta de Dios, aunque estemos incómodos, aunque estrechos, aunque haya restricciones, no nos arriesguemos.
 
Amados hermanos, si los dones del Espíritu Santo no estuvieran activos y desarrollándose en nuestros cultos; la iglesia sería una iglesia sorda, muda, ciega, paralítica, el diablo se metería, se sentaría en la primera silla, tocaría pandereta, ni cuenta nos daríamos; pero cuando los dones del Espíritu Santo están en un lugar, no sólo se mueve y se manifiesta, sino que también el Señor intercepta los planes que el enemigo tiene en contra de nosotros y nos advierte para que no caigamos en su trampa.
 
Estábamos orando un viernes en la iglesia y oí la voz audible del Señor que me dijo: ‘¡Prepárate siervo, el domingo viene al culto una bruja a querer perturbar el culto! ¡Prepárate que viene una bruja!’ Mientras oraba le contesté: ‘¡Señor gracias!’ El domingo la iglesia estaba bastante llena, habían como unas 700 personas, hay muchas visitas y vienen mundanos así que cuesta ver quién puede ser, todo el mundo es sospechoso, y pensé: “En el momento clave del culto voy a dar las instrucciones”. Pasé adelante con el micrófono y anuncié: ‘Hermanos, el viernes Dios me habló y como Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, me dijo que hoy iba venir una bruja aquí a querer perturbar el culto y vamos nosotros a demostrarle al diablo que más poderoso es el que está en nosotros, que el que está en el mundo, así que vamos a tomarnos de la mano y vamos a orar’. Y toda la iglesia se puso en plan de guerra, entonces los hermanos se toman de la mano y comienza el clamor, comienzan a reprender; y de repente de la última banca se levanta una mujer, (nunca se me olvida el rostro porque tenía los ojos como desorbitados) se paró en medio pasillo y comenzó a descender por el pasillo central hacia donde yo estaba, cuando noté que va por la mitad y me hace señas con las dos manos, luego me dijeron que era el símbolo satánico, entonces vuelvo a ver al ujier que estaba a la izquierda para que me ayudara y él tenía los ojos cerrados reprendiendo, y vuelvo la mirada hacia el ujier que estaba a la derecha y también tenía los ojos cerrados reprendiendo, y veo a mi esposa que está con los ojos cerrados reprendiendo, y toda la congregación con los ojos cerrados orando, y luego me acordé que yo les había enseñado que cuando se ora se cierra los ojos, ahí cambie la ley: ¡Desde ahora en adelante los que están en las puertas pueden cerrar un ojo, pero si cierran el otro ojo están en disciplina, tienen que estar atentos (porque hermanos al diablo no se le puede dar ni un centímetro, porque por ahí se mete.
 
Pero ahí aprendí, pero ya era tarde y la bruja va llegando al altar y viendo que nadie me ayuda, entendí que era entre ella y yo. Se sube a cierto nivel del altar la atrevida y ya venía para subirse aquí, cuando llega hasta donde estoy yo, me paro aquí, me acorde lo que me enseñaron en karate, un pie adelante y el otro atrás para el balance y ella se para aquí ojo con ojo, nos miramos los dos, y yo dije: ‘¡Aquí el que pestañea pierde!’ Ella me miraba y yo a ella, entonces me habla con voz ronca y dice: ‘¡Te voy a destruir en el próximo viaje que tengas, vas a tener un accidente de aviación, quedarás paralítico, no podrás a volver a caminar…!’ En ese momento hermanos sentí que me ardía la sangre, se me subía el apellido de Guerra y de Batalla, pensé: “¡Este diablo qué se está creyendo que venga a amenazarme y que se atreva a subir!” Dije: ‘¡Un momentito! ¡Mire diablo, uno de los dos se va tener que bajar de este altar y no voy hacer yo, así que en el nombre de Jesucristo te bajas, fuera diablo!’ Tenemos autoridad para echar fuera demonios, autoridad para sanar enfermos, ponga al diablo en su lugar, escrito está: “Te he dado potestad de hollar serpientes y escorpiones y sobre toda fuerza del enemigo y absolutamente nada, nada, nada te podrá hacer daño”.
 
El apóstol Pablo les advirtió, pero le dieron más crédito a las circunstancias, le dieron más créditos al patrón de la nave y al capitán y entonces la mayoría; ¡ten cuidado! No siempre la mayoría ha tenido la razón, de doce espías diez dijeron que no se podía, pero dos que tenían otro espíritu, que se atrevieron a ser diferentes al montón, que se atrevieron a decir: “Cómo que no se puede”, cómo que no podemos mantenernos en Buenos Puertos, subamos y no los comeremos como pan, Jehová no los ha entregado, cuidado con la mayoría; pastor, ¿por qué si la mayoría hace esto no lo hacemos nosotros? Porque nosotros no somos la mayoría, somos un remanente, somos una minoría, la mayoría no quiere estar incómoda, la mayoría no quiere tener restricciones, la mayoría no les gusta buenos puertos, quieren ancho mar, donde todo quepa, donde todo valga, donde todo se pueda.
 
No le hicieron caso y como vieron que el cielo estaba celeste y que una leve brisa del sur comenzó a soplar, pensaron que ya tenían lo que querían. Hermanos, el diablo te va a ofrecer toda clase de brisa del sur, como le pasó a mi esposa: Cuando éramos novios, la noche en que Manuel Zúñiga iba a orar por nosotros, bueno estábamos orando, pero cuando yo le dije: ‘Hermano Zúñiga, estoy orando por la hermana Norma, ni ore más, ¡eso es de Dios!’ Me dijo: ‘¡Ore para que se case!’ ‘Hoy en la noche quiero que usted vaya para que nos eche la bendición’; y quedé verme con la hermana Norma en tal lugar y no puedo ir solo, porque no es propio que el joven vaya a recoger por la persona que esta orando solo y Manuel Zúñiga me dijo: ‘No hay problema, yo te acompaño’. Y nos fuimos a recoger a la hermana Norma, ella estaba esperando en una esquina, nos contó que antes que llegáramos se paró una limosina negra y resplandecía como salida de agencia, se bajó un hombre alto, muy elegante, bien vestido, atractivo, alto, rubio que bajó de la limosina negra y llegó hasta donde estaba ella en la esquina y le dijo: Con el rostro tuyo yo te hago famosa, yo te garantizo diez mil dólares al mes mínimo para empezar, muchos viajes, mucho esto, mucho lo otro y mucha fama… Norma se le quedó viendo y respondió: ‘¡No, no, no gracias no me interesa! Le dio la espalda, cuando llegaba yo en una humilde tortuga, que le llamamos la tortuga misionera, a la que se le reventaba el cable del acelerador una vez al mes, tenía que andar con un repuesto ahí. Despreció la limosina y a ese hombre elegante, mientras llegaban Manuel Zúñiga con Carlos Guerra en la tortuga. Que si ella le dice que sí a ese hombre, el diablo se la hubiera llevado. El diablo te va a ofrecer carro, casa, condominio, te ofrece dinero, fama, Hollywood con tal de apartarte del camino del Señor, hasta se hacen cristianos y viene a la iglesia “y alabaré, alabaré” y vienen a ver la gloria pero la Gloria Martínez, vienen a ver no la gloria de Dios, sino a contemplar la hermosura de la hermanita, si hacen cristianos, pasan y dicen que hasta se convierten y después ya hasta se bautizan algunos, después que ya tienen a la presa y se casan le dicen la noche de la luna de miel: ‘¡No me vuelve a la iglesia!’ Más de una ha caído en eso.
 
Así que hermanos, vino una brisa del sur y que ellos dijeron: ‘¡Ya tenemos lo que necesitamos!’ Se dejaron ir mar a adentro, pero oiga que diablo más astuto, y es aquí donde vemos la astucia del diablo dice: Pero no mucho tiempo después… porque no le lanzó el ataque inmediatamente, porque estaba muy cerca de la orilla y el diablo no es tonto, él le suelta brisa del sur y cielo despejado, por un poquito de tiempo, pero cuando ya usted está bien adentro, cuando ya no hay marcha atrás en sus decisiones, ya no hay marcha atrás, entonces viene un viento huracanado llamado Euroclidón. Hermanos, viene la tormenta y golpea la barca y te agarra fuera de buenos puertos, fuera de la voluntad de Dios y comienza la pérdida, la pérdida primero emocional, la pérdida de la paz, las pérdidas económicas y materiales, la pérdida hasta el sentido de vivir, porque dicen que perdieron toda esperanza de vida y el apóstol Pablo en medio de esa tormenta (catorce días de tormenta), sin ver las estrellas, sin comer nada. El apóstol Pablo se paró con una palabra profética y les dijo: ‘Bien les hubiera sido haberme escuchado la advertencia’. Como diciéndole: Si nos hubiéramos quedado en buenos puertos no nos hubiera pasado esto, pero por cuanto desobedecieron la voz de Dios, se han salido de la voluntad de Dios y ahora absténganse a las consecuencias.
 
Pero gracias a Dios que el apóstol Pablo era un predicador de fe, no era un predicador negativo, porque hay predicadores que son negativos, pero yo los he oído por otro lado. ¡Ay hermanos, que duro que está todo! Los hermanos vienen preocupados, algunos vienen afligidos, endeudados y amargados, como la congregación de David en la cueva, eran 400 afligidos, endeudados y amargados, imagínese que llegue un predicador y diga: ¡Ay hermanos, que duro está todo esto!, ¿verdad? Imagínese que Pablo hubiera sido un predicador negativo y en medio de esa tormenta que estaban atravesando, se pare el apóstol Pablo y diga: ‘¡Levanten la mano los que saben nadar!’ Y algunos levantaron las manos porque sabían nadar; ‘Bueno, ¡los que no saben nadar prepárense para morir ahogados y los que saben nadar prepárense para morir congelados o comidos por tiburones!’
 
Pero el apóstol Pablo se puso en pie y dijo: “Pero ahora los exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre nosotros si no solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo no temas; es necesario que comparezcas ante el César y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (Hechos 27:22-25). Hermanos tengan buen ánimo, Jóvenes tengan buen ánimo, directivas tengan buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Dios les bendiga.