La segunda venida de Cristo al mundo es la esperanza bienaventurada del creyente (1 Tesalonicenses 4:13-17).
Primeramente se verificará el levantamiento de la Iglesia, que incluirá
a los muertos en Cristo, quienes serán resucitados, y a los que viven
en limpieza y en santidad, quienes serán transformados en un abrir y
cerrar de ojos, para estar todos con el Señor para siempre (1
Tesalonicenses 4:16-18; 1 Corintios 15:51-52; Mateo 24:40-42).
Al ser levantada la Iglesia se manifestará el Anticristo y dará comienzo la Gran Tribulación (2 Tesalonicenses 2:3-10).
A los siete años del levantamiento de la Iglesia (la semana número 70
de Daniel), tendrá lugar la aparición de Jesucristo en las nubes del
cielo, quien vendrá con sus santos millares, a darle el pago a los que
no conocieron a Dios ni obedecieron al Evangelio, y quien salvará a
Israel del poder del Anticristo en la guerra de Armagedón, y reinará por
mil años (milenio) sobre la tierra (2 Tesalonicenses 1:7-10;
Apocalipsis 20:4).
Fuente: Instrucciones Bíblicas / Lección: La Segunda Venida de Cristo/ Autor: Luis M. Ortiz
UNO SERÁ TOMADO Y OTRO SERÁ DEJADO
Por: Rev. Gustavo Martínez Garavito, Presidente Internacional del M. M. M.
“Os digo que aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado,
y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será
tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y
el otro dejado”, Lucas 17:34-36.
El momento en que El Señor venga a levantar a su iglesia será un
momento repentino. En el momento en que el Señor se fue al cielo los
discípulos sintieron tristeza y quizá tuvieron muchas interrogantes
porque pensaron que todo había acabado y estando ellos tristes mirando
al cielo vinieron dos hombres con vestiduras resplandecientes y les
dijeron: “¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha
sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo”, Hechos 1:11.
El momento en que regrese el Señor será, según la Biblia, en un momento
inesperado cuando la gente menos piense, cuando el mundo esté más
entregado a sus placeres, a su maldad, a su concupiscencia viviendo una
vida desenfrenada en todo aspecto de pecado, entonces vendrá de repente.
Según la Palabra no todos serán arrebatados cuando dice que unos
estarán durmiendo y otros trabajando, es porque en una parte del mundo
será de día y en la otra parte será de noche. Dos estarán en una cama,
uno será tomado y el otro será dejado. Muchos matrimonios que no viven
una vida de santidad con su cónyuge y con Dios, sino que viven una vida
de guerra, contención, a veces con celos y en donde hay celos no mora la
presencia de Dios y hay toda obra perversa, por eso los celos están
catalogados como un pecado y el que practica estas cosas no puede partir
si el Señor viene o si la muerte le sorprende
Dos estarán en el campo, uno será tomado y el otro dejado. También
habla de dos mujeres que estarán moliendo, una será tomada y la otra
dejada. Esto significa que muchos estarán laborando en diferentes
ocupaciones y algunos son cristianos y se mantienen ocupados en su
trabajo pero también en su vida espiritual, se mantienen buscando a Dios
conforme la Palabra de Dios les ha enseñado y ellos han recibido el
testimonio de las Escrituras y del Espíritu Santo, por ende tienen el
oído afinado y receptivo para cuando suene la trompeta final y partirán,
y quedarán los otros preguntándose adónde se fue, esto será algo
terrible que conmoverá a todo el mundo y habrá un lamento y una
pregunta.
¡Ha venido el Señor! ¡La Iglesia ha sido levantada!, el trigo puro ha
sido recogido y llevado a los graneros celestiales, pero mientras la
Iglesia experimenta ese gozo, aquí empezará el lloro y el crujir de
dientes para todo aquel que no quiso arrepentirse, para todo aquel que
vivió malgastando el dinero del mantenimiento de sus hijos, de su
esposa; como el hijo pródigo cuando se marchó para un país lejano y
vivió una vida de deleites y bagatelas temporales; asimismo se
lamentarán, porque donde hubo un creyente también hubo testimonio de
Dios, de modo que no podrán decir que no les predicaron, pues profetas
tuvieron en su hogar, en el trabajo, hasta en el bus en el cual se
transportaban tuvieron testimonio.
Hay que identificarse con Dios no como Pedro cuando fue a calentarse en
medio de un grupo de impíos en el patio y cuando habló le reconocieron
que había estado con Jesús porque su modo de hablar era diferente. Qué
bueno que la gente diga su porte, su modo de hablar de vestir o de ser
es diferente y que el Espíritu Santo se mueve en usted.
Por esto la Biblia dice que la Iglesia es como una virgen ataviada y
adornada para su marido y que no tiene ni mancha ni arruga, que es una
iglesia santa por la que viene Jesucristo, no viene por denominaciones o
determinado grupo, la Biblia dice que todo aquel que ha aceptado a
Cristo, que ha nacido de nuevo y viva una vida santa ese es hijo de
Dios, y participará en el levantamiento de la Iglesia.
¿Y cómo hacer para estar entre los que serán tomados? La Biblia dice
que debe permanecer en el Señor, debe ser de Él, pues si no permanece
cuando el Señor venga lamentablemente se quedará, así haya predicado
toda la vida, y haya pagado el diezmo, haya ofrendado, haya asistido
toda la vida a la casa de Dios y haya levantado templos, así haya hecho
muchas obras de caridad se quedará. No somos salvos por las obras o por
el ministerio que haya desarrollado a favor de la humanidad, la Biblia
dice que debemos estar en Cristo para no ser avergonzados el día de su
venida. “Y ahora hijitos, permaneced en Él, para que cuando se
manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de
Él avergonzados”, 1 Juan 2:28. Hay que estar en Él, ser de Él, vivir
con Él, para que cuando se manifieste tengamos confianza.
“A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
mancha”, Efesios 5:27. “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la
primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos,
sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil
años”, Apocalipsis 20:6. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la
cual nadie verá al Señor”, Hebreos 12:14. Nos damos cuenta que no es la
posición social, cultural, intelectual, de familia, apellido o sector
donde vivamos la que nos garantiza que vamos a pasar la eternidad con
Dios, la que nos garantiza es “la santidad, sin la cual nadie vera al
Señor”.
“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de
escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del
Hijo del Hombre”, Lucas 21:36. La tarea del cristiano es velar no puede
estar haciendo otra cosa, tengo que estar a la expectativa, no se puede
dormir, no se puede entretener en otra cosa, debe estar velando las 24
horas del día y debe estar orando y pidiendo a Dios diciendo: “Señor
ayúdame a perseverar, que las pruebas, las dificultades, los problemas
no me dobleguen, que el mal genio no me doblegue, que mi carácter sir
refrenar y sin domar por tu Espíritu no me vaya a dejar cuando vengas”.
Debemos orar diciendo: “Señor que no tenga casa, que no tenga carro, que
no tenga nada, que me desprecie todo mundo, pero que cuando suene la
trompeta, yo sea hallado digno de partir de este mundo”.
Porque si no somos hallados dignos no podremos partir de este mundo y
nos quedaremos aquí con los que no obedecieron, bajo el dominio del
Anticristo, bajo el dominio de Satanás, con esos quedarán aquellos que
no obedecieron, pero también leemos: “Por tanto, también vosotros estad
preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”,
Mateo 24:44. Vendrá el Hijo del Hombre a la hora que no pensáis, tal
vez usted no crea que a esta hora el Señor puede venir, que en este
mismo momento puede sonar la trompeta, ojalá fuera en este momento,
ojalá fuera el momento bienaventurado, cuando partiríamos de aquí a la
presencia del Señor.
A veces preguntamos y ¿cuándo vendrá? La Biblia en Marcos 13:32-33 nos
dice: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que
están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad;
porque no sabéis cuándo será el tiempo”. La Biblia dice que ni los
ángeles ni aun Cristo lo sabe así que si alguien le dice que la venida
es en el mes entrante o si le dan una fecha dígale mentiroso, hereje eso
no lo sabe nadie, eso es sorpresivo, Él viene en cualquier momento,
puede ser en la mañana o al medio día, al anochecer o a cualquier hora,
por eso hay que estar preparados.
Quizás los amigos se pregunten y ¿cómo vendrá? Ya no vendrá como antes a
predicar el Evangelio, la Biblia dice que vendrá con poder y gran
gloria. En Mateo 24:30, dice: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del
Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra,
y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con
poder y gran gloria”. Cristo vendrá y será como un rayo que se muestra
en el oriente y se esconde en el occidente, así será la venida de Cristo
a la tierra.
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así
como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces
vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer
encinta, y no escaparán”, 1 Tesalonicenses 5:2-3. Es decir, en el
momento en que uno menos piense, que menos se ha imaginado, que menos lo
espera, ese será el momento glorioso más anhelado, más dichoso para la
Iglesia de Jesucristo, para el pueblo que marchó en humildad, que camino
en medio de luchas, que fue capaz de decirle ¡No! a la tentación.
En Mateo 25 hay un cuadro que me conmueve y es la condición de diez
mujeres, la Biblia dice que eran vírgenes, las prudentes y las
insensatas, dos grupos de mujeres. Cinco prudentes y cinco insensatas,
las insensatas no tomaron consigo aceite, mas las prudentes tomaron
consigo aceite en sus vasijas juntamente con sus lámparas, la diferencia
es notoria y aquí claramente nos dice lo que estamos hablando del tema
“uno será tomado, y el otro será dejado”, aquí vemos que cinco fueron
tomadas y cinco rechazadas, pero esa no era la voluntad de su Señor, ese
no era el plan de Dios. El plan de Dios era que todas estuvieran allí,
el padre de familia quería que todos estuvieran allí, pero ahí estaba la
diferencia, cinco llevaron sus lámparas con aceite y llevaron una
vasija aparte con más aceite.
Qué triste que sus lámparas no tenían aceite, reaccionaron demasiado
tarde, ¿cuándo reaccionaron? Cuando se dieron cuenta que el esposo venía
y que sus lámparas se habían apagado, que no tenían aceite, ahí
reaccionaron y les dijeron a las cinco prudentes “dadnos de vuestro
aceite”, pero esta santidad y esta vida de obediencia no la podemos
vender, la santidad ni se compra ni se vende. La vida de obediencia no
se puede comprar, tú no puedes comprar oraciones ni ayunos.
Estas quisieron comprar aceite, en otras palabras quisieron comprar una
vida de santidad de las otras; pero no se puede vender, esto no lo
puede comprar, esto no se encuentra en los supermercados o tiendas, la
santidad se adquiere a través de Jesucristo. Cuando reaccionaron fue
demasiado tarde, llegó el esposo y él les dejó, su respuesta fue “no os
conozco”, no sé quiénes son ustedes. Fueron desconocidas por Cristo, y
todo aquel que no esté preparado y hallado digno en ese momento será
desconocido por el Señor.
La Palabra es para todos, tanto para el grande como para el pequeño, el
rico como el pobre, el intelectual como el ignorante, aquí sin santidad
nadie sirve, y en muchas partes lo hacen, tienen un lugar para los
intelectuales, uno para los ricos y los pobres en otro sector. Hay
conserjería para los que tienen pero no hay atención para los que no
tienen, al pobre se le recarga la Palabra y al rico se le dice son
pequeñas debilidades, no se preocupe por eso.
Si queremos vivir en santidad y ser hallados dignos, tenemos que
despojarnos del peso y del pecado que nos asedia y correr esta carrera
como Dios manda, como la Biblia nos enseña y nosotros tenemos que
predicar tal y como Dios nos da el mensaje, para que el que oiga se
arrepienta, para que el que anda con los pies afuera los vuelva dentro,
para que lo torcido se enderece, para que los montes bajen y los valles
suban.
Pero también hay una esperanza gloriosa y un gozo para la iglesia que
vive sin mancha que tiene su vestidura limpia. “Pero tienes unas pocas
personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo
en vestiduras blancas, porque son dignas”, Apocalipsis 3:4. Cómo se
sentiría aquel pastor de aquella congragación cuando conocía el estado
de esas personas, cómo vivían, pero también en el versículo 4 hay un
elogio “pero tienes unas pocas personas… que no han manchado sus
vestiduras… que son dignas”, en Sardis había una Iglesia grande, pero
sólo pocas personas se mantenían en santidad y sólo pocas no habían
manchado sus vestiduras blancas.
Siempre aunque pequeño en la historia de la Iglesia hubo un remanente
que se mantuvo fiel y que no besó a Baal y sus rodillas no se doblaron
ante él. Elías en una ocasión dijo: “y sólo yo he quedado” (1 Reyes
19:14), y la respuesta divina fue “yo haré que queden en Israel siete
mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo
besaron” (1 Reyes 19:18).
Preocúpese por arreglar su vida y enderezar lo torcido, no por ser
tenido digno en la Iglesia sino por ser tenido digno por el Señor y ser
tenido por fiel en aquel día que el Señor venga.
Llegará el momento en que uno será tomado y otro será dejado. ¡Hoy es
el día de salvación!, ¡Iglesia de Dios, el Señor Jesús viene pronto!
Salga de la tibieza y del conformismo, busque la santidad. La Iglesia
verdadera dice: “Ven, Señor Jesús”, Apocalipsis 22:20.
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