viernes, 5 de octubre de 2012

Manteniéndonos en buenos puertos


Rev. Carlos Guerra.
Vendrán tiempos difíciles y peligrosos, pero también tenemos que reconocer que vienen tiempos muy emocionantes para el pueblo del Señor.
“Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí. Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón. Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar”, Hechos 27: 7-15.
 
La juventud es la próxima generación que va a tomar las riendas de esta obra, aquí están los futuros pastores, presbíteros o supervisores de esta obra. Los que vienen detrás mantendrán el fuego encendido, no queremos que sea una generación indiferente, que no puede alabar a Dios. Ciertamente, las señales que estamos viendo a nivel mundial: Crisis social, crisis económica, crisis política; son parámetros inequívocos de que ya estamos en los postreros tiempos y verdaderamente son tiempos peligrosos, claramente indican que la trompeta está por sonar, Cristo está a la puerta.
 
Vendrán tiempos difíciles y peligrosos, pero también tenemos que reconocer que vienen tiempos muy emocionantes para el pueblo del Señor. El pueblo que se ha mantenido en la brecha, que sigue buscando hacer la voluntad de Dios; va a experimentar lo que la Biblia llama la gloria postrera, vamos a ver la gloria de Jehová ser derramada sobre toda carne. Todo aquel que está buscando al Señor y hace su voluntad va a ser revestido de esa doble porción, una unción tan terrible que el más pequeño, o el más viejito, va a andar bajo una unción tan poderosa; Dios va a usar sus vidas para romper yugos, para sanar enfermos, para levantar paralíticos, para echar fuera demonios, para deshacer obras del diablo. Esta obra empezó en gloria y en pentecostés, pero todavía no hemos visto nada de lo que Dios va a hacer. Viene la lluvia tardía, también viene la cosecha final, Dios nos está escogiendo para meter el trigo en el granero, ¡Gloria a Dios!
 
Creemos en los ángeles, hemos visto ángeles, yo sé lo que es ver un ángel. Estaba recién convertido, ayunando varios días, estaba en mi cuarto, y apareció un ángel con vestiduras blancas como la nieve, un blanco resplandeciente, con ribetes como de oro aquí en el cuello, unos ojos transparentes que lo miran a uno y lo atraviesan. Así es que abrí más los ojos para que no se me vaya a ir el ángel y disimuladamente me pellizqué para saber si estaba dormido, porque estaba sentado en la cama, el ángel me sonríe y me dice: ¡No estás dormido, estás despierto y he sido enviado para mostrarte algo! Y se sentó en la cama y yo siento cuando la cama se hunde un poquito y abrió un álbum de fotografía donde yo estaba recién nacido, y el ángel comienza a decirme paso a paso mi vida: Esto que te pasó cuando tenías tal edad, por eso que tú a veces actúas así y asá…
 
Y comenzó por diferentes etapas de mi vida y ahí me di cuenta que en el cielo tienen un control completo de nuestras vidas desde antes de que naciéramos, desde antes de que estuviéramos en el vientre de la madre. Pero hermanos, los ángeles no son los llamados para meter este trigo, somos nosotros a quienes Dios ha llamado para cosechar el último ramillete de almas que el Señor va a hacer madurar cuando la lluvia postrera descienda sobre todos nosotros, el mundo entero va a ser sacudido y se dará cuenta que el Dios de este mundo no es Hare krishna, ni Mahoma, ni Buda, ni fulano, ni mengano, sino que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores.
 
Cuando usted camine por las aceras, la gloria de Dios estará sobre su vida, y si un endemoniado pasa a la par suya este será libertado por la unción que habrá sobre su vida; cuando vaya por un hospital y pase por varias camas y no haya tiempo de orar uno por uno, sólo que pase nada más y los enfermos sanarán. En el año 1950, llegó un hombre a Costa Rica a realizar una campaña en el campo de béisbol, pero el gobierno se lo prohibió, y entonces se fue al hospital a orar por los enfermos, y los doctores endiablados también se lo prohibieron, entonces se sintió tan indignado, que este hombre se paro frente al hospital de San Juan de Dios (en Costa Rica), levantó sus manos hacia el hospital y comenzó a orar (desde afuera) y dijo: “Sean sanados todos los enfermos”, y comenzaron a oírse gritos en el hospital, gente que se levantaba de sus camas, se quitaban lo que tenían y decían que estaban sanos. Sí, eso fue años atrás, ¿cuánto más vamos a ver en estos últimos días? Por eso es importante hermanos que nosotros estemos en obediencia y en la perfecta voluntad de Dios, y así no nos vamos a desubicar del plan de Dios que hay sobre nuestras vidas.
 
Una de las viejas tretas del enemigo cuando no puede derribar a alguien, cuando no puede hacerlo caer de la gracia, es desubicarlo del plan de Dios. Y si él logra desubicarme del plan de Dios, de la voluntad de Dios, me voy a meter a trabajar donde Dios no quiere que trabaje, voy a casarme con quien Dios no quiere que me case, voy a estudiar lo que Dios no quiere que estudie, y voy a estar donde Dios no quiere que este, y por supuesto las cosas no van a salir bien; esta es una vieja estrategia del diablo, desubicar a la gente. Hay personas que se casaron antes de tiempo, otros se casaron con quien no tenían que unirse; y estos en lugar de meterlos en el Señor, los alejaron de Él; hermano no permitas que el enemigo te desubique del plan de Dios.
 
Abraham era uno de los mejores amigos de Dios, de hecho Dios dice: “Abraham, mi amigo” (Isaías 41:8), y Dios le dio una promesa: “Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:3), luego de prometerle bendecirle y engrandecer su nombre, también le da una responsabilidad (serás de bendición). “Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra” (Génesis 12:10); nunca Dios le dijo que descendiera a Egipto, descendió y se desubicó del plan de Dios y ¿qué ocurrió? Llegando allí se volvió mentiroso.
 
“Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti” (Génesis 12:11-13); entonces se volvió mentiroso y hasta casi pierde su matrimonio, “aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón” (Génesis 12:14-15).
 
Pero lo más terrible de todo es que los trece años que estuvo en Egipto Dios no le hablo ni una sola vez. La voz de Dios es alimento para el alma, Dios le habla de muchas formas por la Palabra, por sueños. En el caso mío, yo quería que me hablara en profecía, era un joven de dos años de convertido; me acuerdo que comenzó la vigilia y Dios derramando su Espíritu, y Dios hablando, y levantaba un vaso y hablaba aquí, y hablaba al otro, pero a mí, nada. Entramos al receso y pensé, ‘tal vez después’, y el Señor otra vez moviéndose y hablando y a mí, nada. Ya eran las cinco de la mañana, íbamos a terminar la vigilia y yo digo: ‘¡Qué lástima, la aguantada de sueño que di hoy, Dios no me habló como yo quería!’ Y me fui a la puerta y ya estaba con un pie afuera, en tanto el Rev. Manuel Zúñiga iba a despedir el culto, y dijo: ‘Hermanos hay que esperar hasta el último Amén’.
 
¿Quién le ha dicho que al principio del culto Dios tiene que hablar? Dios hace como a Él le place, Él es soberano; cuando veo que se derrama el Espíritu Santo meto el otro pie y abro un ojo y veo que Dios levanta un vaso y comienza hablar a un hermano: ‘¿Qué piensas, de quién te escondes, qué estabas haciendo a las siete de la mañana fumando, qué crees que mi ojo no te vio?’ Y el hermano llorando y todo arrepentido, y yo ‘¡Señor háblame, háblame!’ Cuando yo veo que a una hermana la toma el Espíritu y yo estoy con los ojos cerrados y los abro un poquito y veo que se acerca donde yo estaba, en mi espíritu le decía: ‘¡No te suelto, háblame Señor, háblame!’ Y se detiene junto a mí para profetizar y cuando siento algo caliente que desciende sobre mi cabeza y oigo que esa mujer me dice: ‘¡Oye muy amado Carlos!’ Hasta ahí llegué, dos años esperando que Él me hablara y ahora me desmayo, sólo porque oí “oye amado Carlos” y eso fue todo lo que me acuerdo porque me desmayé, y luego tuve que levantarme y preguntar a cada uno, parecía un reportero.
 
Me contaron el testimonio de un hermano que vivía en un estado de los Estados Unidos, y que un amiguito de él le dijo que vendiera su casa y dejara todo, y se viniera para la Florida, le pintó la luna, el sol y las estrellas; entonces sin consultar a Dios vendió su casa, dejó todo, él y su esposa renunciaron a su trabajo, se fueron para Florida sin dirección de Dios. Cuando llegaron allí en lugar de por lo menos alquilar una casa y ver cómo les iba, se pusieron a construir una casa que le costó 250, 000 dólares y después de que la construyó no conseguía trabajo, se vio en problemas, la casa perdió valor, se vino la crisis, ahora lo que le ofrecían era 100, 000 dólares por la casa, estaba por perder la casa también, por haber tomado una decisión sin consultar a Dios, se salieron de la voluntad de Dios. Abraham casi pierde su matrimonio hasta que reconoció y volvió a subir al lugar donde había edificado un altar y llegó a ese lugar y adoró al Señor y allí Dios se le volvió a manifestar. Después de trece años Dios le vuelve hablar y las cosas cambiaron en la vida de Abraham.
 
Hermano querido no te desubiques, nos pases lo de Abraham; no pases lo de Jonás, que se fue para otro lugar donde Dios no le había dicho; nos puede pasar lo de Pedro, que apareció siguiendo a Jesús de lejos, y desubicado negó al Señor tres veces; que Dios nos ayude a mantenernos en obediencia a Dios, en la perfecta voluntad, si lo hacemos seremos cabeza y no cola, estaremos arriba y no abajo, seremos bendito al salir, seremos bendito en la ciudad y lo más importante tendremos paz, ¿cuántos quieren el cien por ciento de lo que Dios tiene para su vida?, no le deje nada al mundo, no le deje nada al diablo, agarre todo lo que Dios tiene para su vida, todas las bendiciones, todo el ministerio, todos los dones, todos los talentos, todas las habilidades, todas las puertas en que hay que entrar.
 
Ustedes han oído de David, que Dios le dijo: ‘¡Te di esto, te di aquello, te di palacio, te di casas, te di ovejas, esto, aquello! Y te hubiera dado mucho más’, cuando yo leí ese pasaje entendí que hay mucho más para mi vida, no quiero menos ni tampoco quiero más, pero quiero todo lo que Dios tiene para mi vida.
 
En el pasaje que estamos leyendo hoy, encontramos al apóstol Pablo siendo prisionero y llevado hacia Italia, la obra de Dios nunca ha sido fácil, ellos pasaron por varios puertos de Asia, pasaron por: Sidón, Chipre, Cilicia y por otros más, y dice que navegando por muchos días despacio porque los vientos les eran contrarios. La obra del Señor nunca es fácil, ser joven no es fácil, los vientos siempre serán contrarios, ¿por qué? Porque nosotros vamos para allá y el mundo viene para acá, los vientos siempre serán contrarios, cuesta más ser de sana doctrina. Pastor, me decía un hermano: ‘¿Usted conoce algún lugar que sea suavecito, que sea fácil para empezar yo el ministerio?’ Y le dije: ‘Perdón pero no hay ningún lugar fácil, en ningún país del mundo, pero si Dios te manda Él te dará la victoria, si Dios te llama te capacitara’.
 
La obra no es fácil, por eso yo no quería ser pastor, no es para asustarles, pero yo dije: “Cualquier cosa menos pastor”; me gustaba ser oveja, me pegué a mi pastor, me pegué tanto que una vez íbamos a cruzar un río, íbamos varios discípulos de Manuel Zúñiga, jóvenes todos, y llegamos al río, porque íbamos para predicar, veo ese río y le digo: ‘Hermano pastor, yo lo pasaría a usted a caballo, pero como yo soy tan bajito de estatura (aunque yo lo monte a caballo) los dos nos vamos a mojar siempre, es una tontería que nos mojemos los dos, ¿usted que es más alto, no cree que podría cargarme?’  Me dijo: ‘Sí, tiene razón Carlitos, móntate’. Y me monte en la espalda de él y los demás compañeros dijeron: ‘¡No se vale, no, qué argolla, no es justo, que se moje también…!’ Y él no respondió nada, yo contento porque Manuel Zúñiga me iba pasando por el río, los demás mojándose y yo feliz, pero cuando vamos por la mitad del rio, me dice Zúñiga: ‘¿Estás listo?’ Y yo le digo: ‘¿Para qué?’ El pastor me tiró al río y me mojé más de los que iban a pie, y ellos se rieron de mí, pero logramos llegar al otro lado.
 
Lo que leíamos hermanos, es que llegaron a un lugar que llaman Buenos Puertos, pero era un lugar incómodo, pero era Buenos Puertos, era un lugar estrecho, sin mucho lujo y con mucha restricciones de capacidad; Dios nos ha traído, hermanos, a una obra que no hay muchos lujos, nos ha traído a una obra donde hay muchas restricciones, porque aquí no se puede hacer lo que se le da la gana, aquí no puede vestir como le parece, aquí no va andar como cree, aquí no va a decir lo que le da la gana, ni a meterse en los lugares que le da la gana, porque aquí hay restricciones y eso hace que algunos se sientan incómodos y que se vayan para otros lugares, donde le permitan andar como quieran, vestir como quieran, decir lo que quieran, hacer lo que quieran; si no hay restricciones se sienten bien, hay anchura de lo que sea.
 
Pero en esta obra hay restricciones, hay límites, pero benditos sean los linderos, benditos sean los límites que nos han puesto. Cuánta gente se ha desubicado y se han ido de nuestras iglesias porque lo que querían era hacer su voluntad, porque se sintieron incómodos, y se expresaron: ‘¡Es que aquí señalan demasiado el pecado! ¡Es que aquí se meten con uno!’, pues saque el pecado de su vida y no se va a sentir aludido. Dele la gloria a Dios que los pastores nos metemos con su vida, porque nos interesa su alma; preocúpese si no nos metemos con usted, pero si lo llamamos para exhortarle o para disciplinarle, dele gloria a Dios que hay alguien que se preocupa tanto que le ama, para decirle la verdad, pero no se vaya mantente en Buenos Puertos.
 
En la iglesia tuvimos una hermana que cantaba como un ángel, era bajita de estatura, pero con  una voz potente y ungida, cada vez que cantaba descendía la gloria de Dios, Dios la usaba muy lindo. Un domingo estaba la iglesia llena, afuera no había espacio para estacionar más carros y el esposo de esta hermana parqueó el carro algo atravesado, ocupando el espacio de dos carros; un diácono se acercó donde el hermano que estaba en la alabanza, y le dijo: ‘Disculpe hermano la ocurrencia, es que el carrito suyo está ocupando el lugar de dos carros y ya no caben más, si es tan amable de poder correrlo para que entre otro ahí’. Y él se molestó y dijo: ‘¡Si me tengo que levantar me voy del culto!’, el diácono le dijo: ‘¡No hermano, no se moleste, si quiere me da las llaves y yo se lo corro y se las vuelvo a traer!’ Y aún molesto le contestó: ‘¡Si me levanto me voy del culto!’, y el hermano le respondió: ‘¡No, no hermano! Y le dice: ¡Me voy! Se volvió donde la esposa, los hijos y comentó: ¡Vieja, vámonos! La hermana y los hijos se pusieron de pie y se fueron no sólo del culto, se fueron de la iglesia, eso es increíble pero cierto. Se dejan desubicar por cualquier bobería del diablo, por cualquier bobería de la carne, porque alguien no me saludó, porque Juanita es una hipócrita, porque el otro pasó a la par mía y qué se cree, porque ponen a dirigir al otro y a mí no me dan nada, porque el pastor tiene su argolla, y se van y se desubican. Lamentablemente, lo digo con dolor, la pareja se separó a los meses, él se fue con otra, lo único que oí es que ella estaba cantando en karaokes mundanos, un talento que era para la gloria de Dios, pero se desubicaron del plan del Señor.
 
Pablo estaba en ese lugar con 246 personas entre soldados y prisioneros que iban en el barco, llegaron con dificultad, pero lograron llegar a Buenos Puertos, allí es donde tenían que quedarse, aunque fuera incómodo o estrecho, pero eran Buenos Puertos, ahí había paz, ahí podían dormir tranquilos, aunque incómodos pero con la paz de Dios, ¿no es mejor estar un poco apretados pero con la bendición de Dios? A un hermano en la iglesia se le presentó un trabajo y me dijo: ‘Voy a ganar mil dólares más por mes’, le contesté: ‘Pero hermano, ¿cómo es esto, mil dólares más por mes?, y ¿cuál es el gancho?’; ‘Bueno, tengo que trabajar de dos a diez de la noche y entre semana no puedo venir a los cultos y los domingos también tengo que trabajar’. Entonces yo me le quedé viendo, le toqué la pancita y le dije: ‘¡Oye hermano!, has aumentado desde que te casaste, ¿verdad? Y respondió: ‘Sí, casi veinte libras’. ‘Has aumentado de peso, casado, con una bebé, quiere decir que no te ha faltado comida, ¿verdad? Has estado estrecho económicamente, pero tienes la libertad de poder venir a la iglesia y de poder adorar a Dios, hermano, no es de Dios que agarre ese trabajo, no se desubique, porque el diablo con tal de desubicarlo, le va a enviar lo que sea, le va a ofrecer lo que sea, por eso hay que tener cuidado. Mantente estrecho mejor, mantente con tu mismo trabajo, que te da libertad de venir a la casa de Dios. Si ese trabajo es de Dios, pues lo van a llamar y le van a dar el horario que más le conviene, entonces entenderemos que Dios está en el asunto, y si no es una trampa del diablo’. A los quince días, lo llamaron de la misma compañía y el gerente le preguntó: ‘¿Cuál es el horario que a usted le conviene?’ ‘En la mañana desde la hora que sea hasta las cuatro de  la tarde’; entonces le dieron el puesto y con ese horario ¡Dios honra a los que le honran!
 
Así que estaban en Buenos Puertos, ahí estaban muy incómodos, pero estaban bien y viene una advertencia en el versículo 10, el apóstol Pablo por palabra de sabiduría, por revelación de Dios, da una palabra profética y les dice: “Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas”, hay peligro quedémonos en Buenos Puertos, no nos salgamos de la voluntad perfecta de Dios, aunque estemos incómodos, aunque estrechos, aunque haya restricciones, no nos arriesguemos.
 
Amados hermanos, si los dones del Espíritu Santo no estuvieran activos y desarrollándose en nuestros cultos; la iglesia sería una iglesia sorda, muda, ciega, paralítica, el diablo se metería, se sentaría en la primera silla, tocaría pandereta, ni cuenta nos daríamos; pero cuando los dones del Espíritu Santo están en un lugar, no sólo se mueve y se manifiesta, sino que también el Señor intercepta los planes que el enemigo tiene en contra de nosotros y nos advierte para que no caigamos en su trampa.
 
Estábamos orando un viernes en la iglesia y oí la voz audible del Señor que me dijo: ‘¡Prepárate siervo, el domingo viene al culto una bruja a querer perturbar el culto! ¡Prepárate que viene una bruja!’ Mientras oraba le contesté: ‘¡Señor gracias!’ El domingo la iglesia estaba bastante llena, habían como unas 700 personas, hay muchas visitas y vienen mundanos así que cuesta ver quién puede ser, todo el mundo es sospechoso, y pensé: “En el momento clave del culto voy a dar las instrucciones”. Pasé adelante con el micrófono y anuncié: ‘Hermanos, el viernes Dios me habló y como Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, me dijo que hoy iba venir una bruja aquí a querer perturbar el culto y vamos nosotros a demostrarle al diablo que más poderoso es el que está en nosotros, que el que está en el mundo, así que vamos a tomarnos de la mano y vamos a orar’. Y toda la iglesia se puso en plan de guerra, entonces los hermanos se toman de la mano y comienza el clamor, comienzan a reprender; y de repente de la última banca se levanta una mujer, (nunca se me olvida el rostro porque tenía los ojos como desorbitados) se paró en medio pasillo y comenzó a descender por el pasillo central hacia donde yo estaba, cuando noté que va por la mitad y me hace señas con las dos manos, luego me dijeron que era el símbolo satánico, entonces vuelvo a ver al ujier que estaba a la izquierda para que me ayudara y él tenía los ojos cerrados reprendiendo, y vuelvo la mirada hacia el ujier que estaba a la derecha y también tenía los ojos cerrados reprendiendo, y veo a mi esposa que está con los ojos cerrados reprendiendo, y toda la congregación con los ojos cerrados orando, y luego me acordé que yo les había enseñado que cuando se ora se cierra los ojos, ahí cambie la ley: ¡Desde ahora en adelante los que están en las puertas pueden cerrar un ojo, pero si cierran el otro ojo están en disciplina, tienen que estar atentos (porque hermanos al diablo no se le puede dar ni un centímetro, porque por ahí se mete.
 
Pero ahí aprendí, pero ya era tarde y la bruja va llegando al altar y viendo que nadie me ayuda, entendí que era entre ella y yo. Se sube a cierto nivel del altar la atrevida y ya venía para subirse aquí, cuando llega hasta donde estoy yo, me paro aquí, me acorde lo que me enseñaron en karate, un pie adelante y el otro atrás para el balance y ella se para aquí ojo con ojo, nos miramos los dos, y yo dije: ‘¡Aquí el que pestañea pierde!’ Ella me miraba y yo a ella, entonces me habla con voz ronca y dice: ‘¡Te voy a destruir en el próximo viaje que tengas, vas a tener un accidente de aviación, quedarás paralítico, no podrás a volver a caminar…!’ En ese momento hermanos sentí que me ardía la sangre, se me subía el apellido de Guerra y de Batalla, pensé: “¡Este diablo qué se está creyendo que venga a amenazarme y que se atreva a subir!” Dije: ‘¡Un momentito! ¡Mire diablo, uno de los dos se va tener que bajar de este altar y no voy hacer yo, así que en el nombre de Jesucristo te bajas, fuera diablo!’ Tenemos autoridad para echar fuera demonios, autoridad para sanar enfermos, ponga al diablo en su lugar, escrito está: “Te he dado potestad de hollar serpientes y escorpiones y sobre toda fuerza del enemigo y absolutamente nada, nada, nada te podrá hacer daño”.
 
El apóstol Pablo les advirtió, pero le dieron más crédito a las circunstancias, le dieron más créditos al patrón de la nave y al capitán y entonces la mayoría; ¡ten cuidado! No siempre la mayoría ha tenido la razón, de doce espías diez dijeron que no se podía, pero dos que tenían otro espíritu, que se atrevieron a ser diferentes al montón, que se atrevieron a decir: “Cómo que no se puede”, cómo que no podemos mantenernos en Buenos Puertos, subamos y no los comeremos como pan, Jehová no los ha entregado, cuidado con la mayoría; pastor, ¿por qué si la mayoría hace esto no lo hacemos nosotros? Porque nosotros no somos la mayoría, somos un remanente, somos una minoría, la mayoría no quiere estar incómoda, la mayoría no quiere tener restricciones, la mayoría no les gusta buenos puertos, quieren ancho mar, donde todo quepa, donde todo valga, donde todo se pueda.
 
No le hicieron caso y como vieron que el cielo estaba celeste y que una leve brisa del sur comenzó a soplar, pensaron que ya tenían lo que querían. Hermanos, el diablo te va a ofrecer toda clase de brisa del sur, como le pasó a mi esposa: Cuando éramos novios, la noche en que Manuel Zúñiga iba a orar por nosotros, bueno estábamos orando, pero cuando yo le dije: ‘Hermano Zúñiga, estoy orando por la hermana Norma, ni ore más, ¡eso es de Dios!’ Me dijo: ‘¡Ore para que se case!’ ‘Hoy en la noche quiero que usted vaya para que nos eche la bendición’; y quedé verme con la hermana Norma en tal lugar y no puedo ir solo, porque no es propio que el joven vaya a recoger por la persona que esta orando solo y Manuel Zúñiga me dijo: ‘No hay problema, yo te acompaño’. Y nos fuimos a recoger a la hermana Norma, ella estaba esperando en una esquina, nos contó que antes que llegáramos se paró una limosina negra y resplandecía como salida de agencia, se bajó un hombre alto, muy elegante, bien vestido, atractivo, alto, rubio que bajó de la limosina negra y llegó hasta donde estaba ella en la esquina y le dijo: Con el rostro tuyo yo te hago famosa, yo te garantizo diez mil dólares al mes mínimo para empezar, muchos viajes, mucho esto, mucho lo otro y mucha fama… Norma se le quedó viendo y respondió: ‘¡No, no, no gracias no me interesa! Le dio la espalda, cuando llegaba yo en una humilde tortuga, que le llamamos la tortuga misionera, a la que se le reventaba el cable del acelerador una vez al mes, tenía que andar con un repuesto ahí. Despreció la limosina y a ese hombre elegante, mientras llegaban Manuel Zúñiga con Carlos Guerra en la tortuga. Que si ella le dice que sí a ese hombre, el diablo se la hubiera llevado. El diablo te va a ofrecer carro, casa, condominio, te ofrece dinero, fama, Hollywood con tal de apartarte del camino del Señor, hasta se hacen cristianos y viene a la iglesia “y alabaré, alabaré” y vienen a ver la gloria pero la Gloria Martínez, vienen a ver no la gloria de Dios, sino a contemplar la hermosura de la hermanita, si hacen cristianos, pasan y dicen que hasta se convierten y después ya hasta se bautizan algunos, después que ya tienen a la presa y se casan le dicen la noche de la luna de miel: ‘¡No me vuelve a la iglesia!’ Más de una ha caído en eso.
 
Así que hermanos, vino una brisa del sur y que ellos dijeron: ‘¡Ya tenemos lo que necesitamos!’ Se dejaron ir mar a adentro, pero oiga que diablo más astuto, y es aquí donde vemos la astucia del diablo dice: Pero no mucho tiempo después… porque no le lanzó el ataque inmediatamente, porque estaba muy cerca de la orilla y el diablo no es tonto, él le suelta brisa del sur y cielo despejado, por un poquito de tiempo, pero cuando ya usted está bien adentro, cuando ya no hay marcha atrás en sus decisiones, ya no hay marcha atrás, entonces viene un viento huracanado llamado Euroclidón. Hermanos, viene la tormenta y golpea la barca y te agarra fuera de buenos puertos, fuera de la voluntad de Dios y comienza la pérdida, la pérdida primero emocional, la pérdida de la paz, las pérdidas económicas y materiales, la pérdida hasta el sentido de vivir, porque dicen que perdieron toda esperanza de vida y el apóstol Pablo en medio de esa tormenta (catorce días de tormenta), sin ver las estrellas, sin comer nada. El apóstol Pablo se paró con una palabra profética y les dijo: ‘Bien les hubiera sido haberme escuchado la advertencia’. Como diciéndole: Si nos hubiéramos quedado en buenos puertos no nos hubiera pasado esto, pero por cuanto desobedecieron la voz de Dios, se han salido de la voluntad de Dios y ahora absténganse a las consecuencias.
 
Pero gracias a Dios que el apóstol Pablo era un predicador de fe, no era un predicador negativo, porque hay predicadores que son negativos, pero yo los he oído por otro lado. ¡Ay hermanos, que duro que está todo! Los hermanos vienen preocupados, algunos vienen afligidos, endeudados y amargados, como la congregación de David en la cueva, eran 400 afligidos, endeudados y amargados, imagínese que llegue un predicador y diga: ¡Ay hermanos, que duro está todo esto!, ¿verdad? Imagínese que Pablo hubiera sido un predicador negativo y en medio de esa tormenta que estaban atravesando, se pare el apóstol Pablo y diga: ‘¡Levanten la mano los que saben nadar!’ Y algunos levantaron las manos porque sabían nadar; ‘Bueno, ¡los que no saben nadar prepárense para morir ahogados y los que saben nadar prepárense para morir congelados o comidos por tiburones!’
 
Pero el apóstol Pablo se puso en pie y dijo: “Pero ahora los exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre nosotros si no solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo no temas; es necesario que comparezcas ante el César y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (Hechos 27:22-25). Hermanos tengan buen ánimo, Jóvenes tengan buen ánimo, directivas tengan buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Dios les bendiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario