Rev. Carlos Guerra.
Vendrán tiempos difíciles y peligrosos, pero también tenemos que
reconocer que vienen tiempos muy emocionantes para el pueblo del Señor.
“Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a
Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta,
frente a Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que
llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y
habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por
haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones,
veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo
del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el
centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo
que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría
acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto
de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí. Y soplando una
brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron
anclas e iban costeando Creta. Pero no mucho después dio contra la nave
un viento huracanado llamado Euroclidón. Y siendo arrebatada la nave, y
no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos
llevar”, Hechos 27: 7-15.
La juventud es la próxima generación que va a tomar las riendas de esta
obra, aquí están los futuros pastores, presbíteros o supervisores de
esta obra. Los que vienen detrás mantendrán el fuego encendido, no
queremos que sea una generación indiferente, que no puede alabar a Dios.
Ciertamente, las señales que estamos viendo a nivel mundial: Crisis
social, crisis económica, crisis política; son parámetros inequívocos de
que ya estamos en los postreros tiempos y verdaderamente son tiempos
peligrosos, claramente indican que la trompeta está por sonar, Cristo
está a la puerta.
Vendrán tiempos difíciles y peligrosos, pero también tenemos que
reconocer que vienen tiempos muy emocionantes para el pueblo del Señor.
El pueblo que se ha mantenido en la brecha, que sigue buscando hacer la
voluntad de Dios; va a experimentar lo que la Biblia llama la gloria
postrera, vamos a ver la gloria de Jehová ser derramada sobre toda
carne. Todo aquel que está buscando al Señor y hace su voluntad va a ser
revestido de esa doble porción, una unción tan terrible que el más
pequeño, o el más viejito, va a andar bajo una unción tan poderosa; Dios
va a usar sus vidas para romper yugos, para sanar enfermos, para
levantar paralíticos, para echar fuera demonios, para deshacer obras del
diablo. Esta obra empezó en gloria y en pentecostés, pero todavía no
hemos visto nada de lo que Dios va a hacer. Viene la lluvia tardía,
también viene la cosecha final, Dios nos está escogiendo para meter el
trigo en el granero, ¡Gloria a Dios!
Creemos en los ángeles, hemos visto ángeles, yo sé lo que es ver un
ángel. Estaba recién convertido, ayunando varios días, estaba en mi
cuarto, y apareció un ángel con vestiduras blancas como la nieve, un
blanco resplandeciente, con ribetes como de oro aquí en el cuello, unos
ojos transparentes que lo miran a uno y lo atraviesan. Así es que abrí
más los ojos para que no se me vaya a ir el ángel y disimuladamente me
pellizqué para saber si estaba dormido, porque estaba sentado en la
cama, el ángel me sonríe y me dice: ¡No estás dormido, estás despierto y
he sido enviado para mostrarte algo! Y se sentó en la cama y yo siento
cuando la cama se hunde un poquito y abrió un álbum de fotografía donde
yo estaba recién nacido, y el ángel comienza a decirme paso a paso mi
vida: Esto que te pasó cuando tenías tal edad, por eso que tú a veces
actúas así y asá…
Y comenzó por diferentes etapas de mi vida y ahí me di cuenta que en el
cielo tienen un control completo de nuestras vidas desde antes de que
naciéramos, desde antes de que estuviéramos en el vientre de la madre.
Pero hermanos, los ángeles no son los llamados para meter este trigo,
somos nosotros a quienes Dios ha llamado para cosechar el último
ramillete de almas que el Señor va a hacer madurar cuando la lluvia
postrera descienda sobre todos nosotros, el mundo entero va a ser
sacudido y se dará cuenta que el Dios de este mundo no es Hare krishna,
ni Mahoma, ni Buda, ni fulano, ni mengano, sino que Jesucristo es el Rey
de reyes y Señor de señores.
Cuando usted camine por las aceras, la gloria de Dios estará sobre su
vida, y si un endemoniado pasa a la par suya este será libertado por la
unción que habrá sobre su vida; cuando vaya por un hospital y pase por
varias camas y no haya tiempo de orar uno por uno, sólo que pase nada
más y los enfermos sanarán. En el año 1950, llegó un hombre a Costa Rica
a realizar una campaña en el campo de béisbol, pero el gobierno se lo
prohibió, y entonces se fue al hospital a orar por los enfermos, y los
doctores endiablados también se lo prohibieron, entonces se sintió tan
indignado, que este hombre se paro frente al hospital de San Juan de
Dios (en Costa Rica), levantó sus manos hacia el hospital y comenzó a
orar (desde afuera) y dijo: “Sean sanados todos los enfermos”, y
comenzaron a oírse gritos en el hospital, gente que se levantaba de sus
camas, se quitaban lo que tenían y decían que estaban sanos. Sí, eso fue
años atrás, ¿cuánto más vamos a ver en estos últimos días? Por eso es
importante hermanos que nosotros estemos en obediencia y en la perfecta
voluntad de Dios, y así no nos vamos a desubicar del plan de Dios que
hay sobre nuestras vidas.
Una de las viejas tretas del enemigo cuando no puede derribar a
alguien, cuando no puede hacerlo caer de la gracia, es desubicarlo del
plan de Dios. Y si él logra desubicarme del plan de Dios, de la voluntad
de Dios, me voy a meter a trabajar donde Dios no quiere que trabaje,
voy a casarme con quien Dios no quiere que me case, voy a estudiar lo
que Dios no quiere que estudie, y voy a estar donde Dios no quiere que
este, y por supuesto las cosas no van a salir bien; esta es una vieja
estrategia del diablo, desubicar a la gente. Hay personas que se casaron
antes de tiempo, otros se casaron con quien no tenían que unirse; y
estos en lugar de meterlos en el Señor, los alejaron de Él; hermano no
permitas que el enemigo te desubique del plan de Dios.
Abraham era uno de los mejores amigos de Dios, de hecho Dios dice:
“Abraham, mi amigo” (Isaías 41:8), y Dios le dio una promesa: “Te
bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:3),
luego de prometerle bendecirle y engrandecer su nombre, también le da
una responsabilidad (serás de bendición). “Hubo entonces hambre en la
tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el
hambre en la tierra” (Génesis 12:10); nunca Dios le dijo que
descendiera a Egipto, descendió y se desubicó del plan de Dios y ¿qué
ocurrió? Llegando allí se volvió mentiroso.
“Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su
mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y
cuando te vean los egipcios, dirán: su mujer es; y me matarán a mí, y a
ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que
me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti” (Génesis
12:11-13); entonces se volvió mentiroso y hasta casi pierde su
matrimonio, “aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios
vieron que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los
príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer
a casa de Faraón” (Génesis 12:14-15).
Pero lo más terrible de todo es que los trece años que estuvo en Egipto
Dios no le hablo ni una sola vez. La voz de Dios es alimento para el
alma, Dios le habla de muchas formas por la Palabra, por sueños. En el
caso mío, yo quería que me hablara en profecía, era un joven de dos años
de convertido; me acuerdo que comenzó la vigilia y Dios derramando su
Espíritu, y Dios hablando, y levantaba un vaso y hablaba aquí, y hablaba
al otro, pero a mí, nada. Entramos al receso y pensé, ‘tal vez
después’, y el Señor otra vez moviéndose y hablando y a mí, nada. Ya
eran las cinco de la mañana, íbamos a terminar la vigilia y yo digo:
‘¡Qué lástima, la aguantada de sueño que di hoy, Dios no me habló como
yo quería!’ Y me fui a la puerta y ya estaba con un pie afuera, en tanto
el Rev. Manuel Zúñiga iba a despedir el culto, y dijo: ‘Hermanos hay
que esperar hasta el último Amén’.
¿Quién le ha dicho que al principio del culto Dios tiene que hablar?
Dios hace como a Él le place, Él es soberano; cuando veo que se derrama
el Espíritu Santo meto el otro pie y abro un ojo y veo que Dios levanta
un vaso y comienza hablar a un hermano: ‘¿Qué piensas, de quién te
escondes, qué estabas haciendo a las siete de la mañana fumando, qué
crees que mi ojo no te vio?’ Y el hermano llorando y todo arrepentido, y
yo ‘¡Señor háblame, háblame!’ Cuando yo veo que a una hermana la toma
el Espíritu y yo estoy con los ojos cerrados y los abro un poquito y veo
que se acerca donde yo estaba, en mi espíritu le decía: ‘¡No te suelto,
háblame Señor, háblame!’ Y se detiene junto a mí para profetizar y
cuando siento algo caliente que desciende sobre mi cabeza y oigo que esa
mujer me dice: ‘¡Oye muy amado Carlos!’ Hasta ahí llegué, dos años
esperando que Él me hablara y ahora me desmayo, sólo porque oí “oye
amado Carlos” y eso fue todo lo que me acuerdo porque me desmayé, y
luego tuve que levantarme y preguntar a cada uno, parecía un reportero.
Me contaron el testimonio de un hermano que vivía en un estado de los
Estados Unidos, y que un amiguito de él le dijo que vendiera su casa y
dejara todo, y se viniera para la Florida, le pintó la luna, el sol y
las estrellas; entonces sin consultar a Dios vendió su casa, dejó todo,
él y su esposa renunciaron a su trabajo, se fueron para Florida sin
dirección de Dios. Cuando llegaron allí en lugar de por lo menos
alquilar una casa y ver cómo les iba, se pusieron a construir una casa
que le costó 250, 000 dólares y después de que la construyó no conseguía
trabajo, se vio en problemas, la casa perdió valor, se vino la crisis,
ahora lo que le ofrecían era 100, 000 dólares por la casa, estaba por
perder la casa también, por haber tomado una decisión sin consultar a
Dios, se salieron de la voluntad de Dios. Abraham casi pierde su
matrimonio hasta que reconoció y volvió a subir al lugar donde había
edificado un altar y llegó a ese lugar y adoró al Señor y allí Dios se
le volvió a manifestar. Después de trece años Dios le vuelve hablar y
las cosas cambiaron en la vida de Abraham.
Hermano querido no te desubiques, nos pases lo de Abraham; no pases lo
de Jonás, que se fue para otro lugar donde Dios no le había dicho; nos
puede pasar lo de Pedro, que apareció siguiendo a Jesús de lejos, y
desubicado negó al Señor tres veces; que Dios nos ayude a mantenernos en
obediencia a Dios, en la perfecta voluntad, si lo hacemos seremos
cabeza y no cola, estaremos arriba y no abajo, seremos bendito al salir,
seremos bendito en la ciudad y lo más importante tendremos paz,
¿cuántos quieren el cien por ciento de lo que Dios tiene para su vida?,
no le deje nada al mundo, no le deje nada al diablo, agarre todo lo que
Dios tiene para su vida, todas las bendiciones, todo el ministerio,
todos los dones, todos los talentos, todas las habilidades, todas las
puertas en que hay que entrar.
Ustedes han oído de David, que Dios le dijo: ‘¡Te di esto, te di
aquello, te di palacio, te di casas, te di ovejas, esto, aquello! Y te
hubiera dado mucho más’, cuando yo leí ese pasaje entendí que hay mucho
más para mi vida, no quiero menos ni tampoco quiero más, pero quiero
todo lo que Dios tiene para mi vida.
En el pasaje que estamos leyendo hoy, encontramos al apóstol Pablo
siendo prisionero y llevado hacia Italia, la obra de Dios nunca ha sido
fácil, ellos pasaron por varios puertos de Asia, pasaron por: Sidón,
Chipre, Cilicia y por otros más, y dice que navegando por muchos días
despacio porque los vientos les eran contrarios. La obra del Señor nunca
es fácil, ser joven no es fácil, los vientos siempre serán contrarios,
¿por qué? Porque nosotros vamos para allá y el mundo viene para acá, los
vientos siempre serán contrarios, cuesta más ser de sana doctrina.
Pastor, me decía un hermano: ‘¿Usted conoce algún lugar que sea
suavecito, que sea fácil para empezar yo el ministerio?’ Y le dije:
‘Perdón pero no hay ningún lugar fácil, en ningún país del mundo, pero
si Dios te manda Él te dará la victoria, si Dios te llama te
capacitara’.
La obra no es fácil, por eso yo no quería ser pastor, no es para
asustarles, pero yo dije: “Cualquier cosa menos pastor”; me gustaba ser
oveja, me pegué a mi pastor, me pegué tanto que una vez íbamos a cruzar
un río, íbamos varios discípulos de Manuel Zúñiga, jóvenes todos, y
llegamos al río, porque íbamos para predicar, veo ese río y le digo:
‘Hermano pastor, yo lo pasaría a usted a caballo, pero como yo soy tan
bajito de estatura (aunque yo lo monte a caballo) los dos nos vamos a
mojar siempre, es una tontería que nos mojemos los dos, ¿usted que es
más alto, no cree que podría cargarme?’ Me dijo: ‘Sí, tiene razón
Carlitos, móntate’. Y me monte en la espalda de él y los demás
compañeros dijeron: ‘¡No se vale, no, qué argolla, no es justo, que se
moje también…!’ Y él no respondió nada, yo contento porque Manuel Zúñiga
me iba pasando por el río, los demás mojándose y yo feliz, pero cuando
vamos por la mitad del rio, me dice Zúñiga: ‘¿Estás listo?’ Y yo le
digo: ‘¿Para qué?’ El pastor me tiró al río y me mojé más de los que
iban a pie, y ellos se rieron de mí, pero logramos llegar al otro lado.
Lo que leíamos hermanos, es que llegaron a un lugar que llaman Buenos
Puertos, pero era un lugar incómodo, pero era Buenos Puertos, era un
lugar estrecho, sin mucho lujo y con mucha restricciones de capacidad;
Dios nos ha traído, hermanos, a una obra que no hay muchos lujos, nos ha
traído a una obra donde hay muchas restricciones, porque aquí no se
puede hacer lo que se le da la gana, aquí no puede vestir como le
parece, aquí no va andar como cree, aquí no va a decir lo que le da la
gana, ni a meterse en los lugares que le da la gana, porque aquí hay
restricciones y eso hace que algunos se sientan incómodos y que se vayan
para otros lugares, donde le permitan andar como quieran, vestir como
quieran, decir lo que quieran, hacer lo que quieran; si no hay
restricciones se sienten bien, hay anchura de lo que sea.
Pero en esta obra hay restricciones, hay límites, pero benditos sean
los linderos, benditos sean los límites que nos han puesto. Cuánta gente
se ha desubicado y se han ido de nuestras iglesias porque lo que
querían era hacer su voluntad, porque se sintieron incómodos, y se
expresaron: ‘¡Es que aquí señalan demasiado el pecado! ¡Es que aquí se
meten con uno!’, pues saque el pecado de su vida y no se va a sentir
aludido. Dele la gloria a Dios que los pastores nos metemos con su vida,
porque nos interesa su alma; preocúpese si no nos metemos con usted,
pero si lo llamamos para exhortarle o para disciplinarle, dele gloria a
Dios que hay alguien que se preocupa tanto que le ama, para decirle la
verdad, pero no se vaya mantente en Buenos Puertos.
En la iglesia tuvimos una hermana que cantaba como un ángel, era bajita
de estatura, pero con una voz potente y ungida, cada vez que cantaba
descendía la gloria de Dios, Dios la usaba muy lindo. Un domingo estaba
la iglesia llena, afuera no había espacio para estacionar más carros y
el esposo de esta hermana parqueó el carro algo atravesado, ocupando el
espacio de dos carros; un diácono se acercó donde el hermano que estaba
en la alabanza, y le dijo: ‘Disculpe hermano la ocurrencia, es que el
carrito suyo está ocupando el lugar de dos carros y ya no caben más, si
es tan amable de poder correrlo para que entre otro ahí’. Y él se
molestó y dijo: ‘¡Si me tengo que levantar me voy del culto!’, el
diácono le dijo: ‘¡No hermano, no se moleste, si quiere me da las llaves
y yo se lo corro y se las vuelvo a traer!’ Y aún molesto le contestó:
‘¡Si me levanto me voy del culto!’, y el hermano le respondió: ‘¡No, no
hermano! Y le dice: ¡Me voy! Se volvió donde la esposa, los hijos y
comentó: ¡Vieja, vámonos! La hermana y los hijos se pusieron de pie y se
fueron no sólo del culto, se fueron de la iglesia, eso es increíble
pero cierto. Se dejan desubicar por cualquier bobería del diablo, por
cualquier bobería de la carne, porque alguien no me saludó, porque
Juanita es una hipócrita, porque el otro pasó a la par mía y qué se
cree, porque ponen a dirigir al otro y a mí no me dan nada, porque el
pastor tiene su argolla, y se van y se desubican. Lamentablemente, lo
digo con dolor, la pareja se separó a los meses, él se fue con otra, lo
único que oí es que ella estaba cantando en karaokes mundanos, un
talento que era para la gloria de Dios, pero se desubicaron del plan del
Señor.
Pablo estaba en ese lugar con 246 personas entre soldados y prisioneros
que iban en el barco, llegaron con dificultad, pero lograron llegar a
Buenos Puertos, allí es donde tenían que quedarse, aunque fuera incómodo
o estrecho, pero eran Buenos Puertos, ahí había paz, ahí podían dormir
tranquilos, aunque incómodos pero con la paz de Dios, ¿no es mejor estar
un poco apretados pero con la bendición de Dios? A un hermano en la
iglesia se le presentó un trabajo y me dijo: ‘Voy a ganar mil dólares
más por mes’, le contesté: ‘Pero hermano, ¿cómo es esto, mil dólares más
por mes?, y ¿cuál es el gancho?’; ‘Bueno, tengo que trabajar de dos a
diez de la noche y entre semana no puedo venir a los cultos y los
domingos también tengo que trabajar’. Entonces yo me le quedé viendo, le
toqué la pancita y le dije: ‘¡Oye hermano!, has aumentado desde que te
casaste, ¿verdad? Y respondió: ‘Sí, casi veinte libras’. ‘Has aumentado
de peso, casado, con una bebé, quiere decir que no te ha faltado comida,
¿verdad? Has estado estrecho económicamente, pero tienes la libertad de
poder venir a la iglesia y de poder adorar a Dios, hermano, no es de
Dios que agarre ese trabajo, no se desubique, porque el diablo con tal
de desubicarlo, le va a enviar lo que sea, le va a ofrecer lo que sea,
por eso hay que tener cuidado. Mantente estrecho mejor, mantente con tu
mismo trabajo, que te da libertad de venir a la casa de Dios. Si ese
trabajo es de Dios, pues lo van a llamar y le van a dar el horario que
más le conviene, entonces entenderemos que Dios está en el asunto, y si
no es una trampa del diablo’. A los quince días, lo llamaron de la misma
compañía y el gerente le preguntó: ‘¿Cuál es el horario que a usted le
conviene?’ ‘En la mañana desde la hora que sea hasta las cuatro de la
tarde’; entonces le dieron el puesto y con ese horario ¡Dios honra a los
que le honran!
Así que estaban en Buenos Puertos, ahí estaban muy incómodos, pero
estaban bien y viene una advertencia en el versículo 10, el apóstol
Pablo por palabra de sabiduría, por revelación de Dios, da una palabra
profética y les dice: “Varones, veo que la navegación va a ser con
perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino
también de nuestras personas”, hay peligro quedémonos en Buenos Puertos,
no nos salgamos de la voluntad perfecta de Dios, aunque estemos
incómodos, aunque estrechos, aunque haya restricciones, no nos
arriesguemos.
Amados hermanos, si los dones del Espíritu Santo no estuvieran activos y
desarrollándose en nuestros cultos; la iglesia sería una iglesia sorda,
muda, ciega, paralítica, el diablo se metería, se sentaría en la
primera silla, tocaría pandereta, ni cuenta nos daríamos; pero cuando
los dones del Espíritu Santo están en un lugar, no sólo se mueve y se
manifiesta, sino que también el Señor intercepta los planes que el
enemigo tiene en contra de nosotros y nos advierte para que no caigamos
en su trampa.
Estábamos orando un viernes en la iglesia y oí la voz audible del Señor
que me dijo: ‘¡Prepárate siervo, el domingo viene al culto una bruja a
querer perturbar el culto! ¡Prepárate que viene una bruja!’ Mientras
oraba le contesté: ‘¡Señor gracias!’ El domingo la iglesia estaba
bastante llena, habían como unas 700 personas, hay muchas visitas y
vienen mundanos así que cuesta ver quién puede ser, todo el mundo es
sospechoso, y pensé: “En el momento clave del culto voy a dar las
instrucciones”. Pasé adelante con el micrófono y anuncié: ‘Hermanos, el
viernes Dios me habló y como Dios no es hombre para que mienta ni hijo
de hombre para que se arrepienta, me dijo que hoy iba venir una bruja
aquí a querer perturbar el culto y vamos nosotros a demostrarle al
diablo que más poderoso es el que está en nosotros, que el que está en
el mundo, así que vamos a tomarnos de la mano y vamos a orar’. Y toda la
iglesia se puso en plan de guerra, entonces los hermanos se toman de la
mano y comienza el clamor, comienzan a reprender; y de repente de la
última banca se levanta una mujer, (nunca se me olvida el rostro porque
tenía los ojos como desorbitados) se paró en medio pasillo y comenzó a
descender por el pasillo central hacia donde yo estaba, cuando noté que
va por la mitad y me hace señas con las dos manos, luego me dijeron que
era el símbolo satánico, entonces vuelvo a ver al ujier que estaba a la
izquierda para que me ayudara y él tenía los ojos cerrados reprendiendo,
y vuelvo la mirada hacia el ujier que estaba a la derecha y también
tenía los ojos cerrados reprendiendo, y veo a mi esposa que está con los
ojos cerrados reprendiendo, y toda la congregación con los ojos
cerrados orando, y luego me acordé que yo les había enseñado que cuando
se ora se cierra los ojos, ahí cambie la ley: ¡Desde ahora en adelante
los que están en las puertas pueden cerrar un ojo, pero si cierran el
otro ojo están en disciplina, tienen que estar atentos (porque hermanos
al diablo no se le puede dar ni un centímetro, porque por ahí se mete.
Pero ahí aprendí, pero ya era tarde y la bruja va llegando al altar y
viendo que nadie me ayuda, entendí que era entre ella y yo. Se sube a
cierto nivel del altar la atrevida y ya venía para subirse aquí, cuando
llega hasta donde estoy yo, me paro aquí, me acorde lo que me enseñaron
en karate, un pie adelante y el otro atrás para el balance y ella se
para aquí ojo con ojo, nos miramos los dos, y yo dije: ‘¡Aquí el que
pestañea pierde!’ Ella me miraba y yo a ella, entonces me habla con voz
ronca y dice: ‘¡Te voy a destruir en el próximo viaje que tengas, vas a
tener un accidente de aviación, quedarás paralítico, no podrás a volver a
caminar…!’ En ese momento hermanos sentí que me ardía la sangre, se me
subía el apellido de Guerra y de Batalla, pensé: “¡Este diablo qué se
está creyendo que venga a amenazarme y que se atreva a subir!” Dije:
‘¡Un momentito! ¡Mire diablo, uno de los dos se va tener que bajar de
este altar y no voy hacer yo, así que en el nombre de Jesucristo te
bajas, fuera diablo!’ Tenemos autoridad para echar fuera demonios,
autoridad para sanar enfermos, ponga al diablo en su lugar, escrito
está: “Te he dado potestad de hollar serpientes y escorpiones y sobre
toda fuerza del enemigo y absolutamente nada, nada, nada te podrá hacer
daño”.
El apóstol Pablo les advirtió, pero le dieron más crédito a las
circunstancias, le dieron más créditos al patrón de la nave y al capitán
y entonces la mayoría; ¡ten cuidado! No siempre la mayoría ha tenido la
razón, de doce espías diez dijeron que no se podía, pero dos que tenían
otro espíritu, que se atrevieron a ser diferentes al montón, que se
atrevieron a decir: “Cómo que no se puede”, cómo que no podemos
mantenernos en Buenos Puertos, subamos y no los comeremos como pan,
Jehová no los ha entregado, cuidado con la mayoría; pastor, ¿por qué si
la mayoría hace esto no lo hacemos nosotros? Porque nosotros no somos la
mayoría, somos un remanente, somos una minoría, la mayoría no quiere
estar incómoda, la mayoría no quiere tener restricciones, la mayoría no
les gusta buenos puertos, quieren ancho mar, donde todo quepa, donde
todo valga, donde todo se pueda.
No le hicieron caso y como vieron que el cielo estaba celeste y que una
leve brisa del sur comenzó a soplar, pensaron que ya tenían lo que
querían. Hermanos, el diablo te va a ofrecer toda clase de brisa del
sur, como le pasó a mi esposa: Cuando éramos novios, la noche en que
Manuel Zúñiga iba a orar por nosotros, bueno estábamos orando, pero
cuando yo le dije: ‘Hermano Zúñiga, estoy orando por la hermana Norma,
ni ore más, ¡eso es de Dios!’ Me dijo: ‘¡Ore para que se case!’ ‘Hoy en
la noche quiero que usted vaya para que nos eche la bendición’; y quedé
verme con la hermana Norma en tal lugar y no puedo ir solo, porque no es
propio que el joven vaya a recoger por la persona que esta orando solo y
Manuel Zúñiga me dijo: ‘No hay problema, yo te acompaño’. Y nos fuimos a
recoger a la hermana Norma, ella estaba esperando en una esquina, nos
contó que antes que llegáramos se paró una limosina negra y resplandecía
como salida de agencia, se bajó un hombre alto, muy elegante, bien
vestido, atractivo, alto, rubio que bajó de la limosina negra y llegó
hasta donde estaba ella en la esquina y le dijo: Con el rostro tuyo yo
te hago famosa, yo te garantizo diez mil dólares al mes mínimo para
empezar, muchos viajes, mucho esto, mucho lo otro y mucha fama… Norma se
le quedó viendo y respondió: ‘¡No, no, no gracias no me interesa! Le
dio la espalda, cuando llegaba yo en una humilde tortuga, que le
llamamos la tortuga misionera, a la que se le reventaba el cable del
acelerador una vez al mes, tenía que andar con un repuesto ahí.
Despreció la limosina y a ese hombre elegante, mientras llegaban Manuel
Zúñiga con Carlos Guerra en la tortuga. Que si ella le dice que sí a ese
hombre, el diablo se la hubiera llevado. El diablo te va a ofrecer
carro, casa, condominio, te ofrece dinero, fama, Hollywood con tal de
apartarte del camino del Señor, hasta se hacen cristianos y viene a la
iglesia “y alabaré, alabaré” y vienen a ver la gloria pero la Gloria
Martínez, vienen a ver no la gloria de Dios, sino a contemplar la
hermosura de la hermanita, si hacen cristianos, pasan y dicen que hasta
se convierten y después ya hasta se bautizan algunos, después que ya
tienen a la presa y se casan le dicen la noche de la luna de miel: ‘¡No
me vuelve a la iglesia!’ Más de una ha caído en eso.
Así que hermanos, vino una brisa del sur y que ellos dijeron: ‘¡Ya
tenemos lo que necesitamos!’ Se dejaron ir mar a adentro, pero oiga que
diablo más astuto, y es aquí donde vemos la astucia del diablo dice:
Pero no mucho tiempo después… porque no le lanzó el ataque
inmediatamente, porque estaba muy cerca de la orilla y el diablo no es
tonto, él le suelta brisa del sur y cielo despejado, por un poquito de
tiempo, pero cuando ya usted está bien adentro, cuando ya no hay marcha
atrás en sus decisiones, ya no hay marcha atrás, entonces viene un
viento huracanado llamado Euroclidón. Hermanos, viene la tormenta y
golpea la barca y te agarra fuera de buenos puertos, fuera de la
voluntad de Dios y comienza la pérdida, la pérdida primero emocional, la
pérdida de la paz, las pérdidas económicas y materiales, la pérdida
hasta el sentido de vivir, porque dicen que perdieron toda esperanza de
vida y el apóstol Pablo en medio de esa tormenta (catorce días de
tormenta), sin ver las estrellas, sin comer nada. El apóstol Pablo se
paró con una palabra profética y les dijo: ‘Bien les hubiera sido
haberme escuchado la advertencia’. Como diciéndole: Si nos hubiéramos
quedado en buenos puertos no nos hubiera pasado esto, pero por cuanto
desobedecieron la voz de Dios, se han salido de la voluntad de Dios y
ahora absténganse a las consecuencias.
Pero gracias a Dios que el apóstol Pablo era un predicador de fe, no
era un predicador negativo, porque hay predicadores que son negativos,
pero yo los he oído por otro lado. ¡Ay hermanos, que duro que está todo!
Los hermanos vienen preocupados, algunos vienen afligidos, endeudados y
amargados, como la congregación de David en la cueva, eran 400
afligidos, endeudados y amargados, imagínese que llegue un predicador y
diga: ¡Ay hermanos, que duro está todo esto!, ¿verdad? Imagínese que
Pablo hubiera sido un predicador negativo y en medio de esa tormenta que
estaban atravesando, se pare el apóstol Pablo y diga: ‘¡Levanten la
mano los que saben nadar!’ Y algunos levantaron las manos porque sabían
nadar; ‘Bueno, ¡los que no saben nadar prepárense para morir ahogados y
los que saben nadar prepárense para morir congelados o comidos por
tiburones!’
Pero el apóstol Pablo se puso en pie y dijo: “Pero ahora los exhorto a
tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre nosotros
si no solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel
del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo no temas; es
necesario que comparezcas ante el César y he aquí, Dios te ha concedido
todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo;
porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (Hechos
27:22-25). Hermanos tengan buen ánimo, Jóvenes tengan buen ánimo,
directivas tengan buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como
se me ha dicho. Dios les bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario