Y enseñaréis a vuestros hijos, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Un proverbio chino dice: "si haces planes para un año, siembra arroz.
Si haces planes para diez años, planta árboles. Si haces planes para
toda la vida, educa a una persona." Pero también la Biblia dice en el
libro de Proverbios 22:6, como sigue: "Instruye al niño en su camino, y
aun cuando fuere viejo no se apartará de él". Esto resume la importancia
del rol de los padres para con los hijos.
Al construir una relación basada en la confianza con su hijo e hija
adolescente, se deben contemplar algunos aspectos muy valiosos, entre
ellos, la comunicación amorosa que busque incrementar la autoestima de
su hijo o hija. Esta comunicación entre padres e hijos, consiste en el
intercambio de palabras, sonidos y gestos; que trasmiten un mensaje de
contenido afectivo y/o intelectual.
La forma como se expresa el mensaje, las palabras que se emplean y el
tono de voz que se usa, determinará la forma en la que el hijo e hija
percibe el mensaje.
Cuando un padre se comunica a través de un beso, un abrazo o una
sonrisa, le está trasmitiendo a su hijo/a, que es valioso/a, abriéndole
la posibilidad para decir lo que piensa y siente en un ambiente de
confianza y respeto.
Las palabras son semillas que se siembran, con el tiempo crecen y se
multiplican , el significado de las palabras, el tono y la actitud con
la que nos dirigimos a nuestros hijos, definen el valor que usted les
otorga como personas y les da la seguridad y la confianza que necesitan
de usted.
Educar no es imponer, educar es inspirar, transmitir conceptos y
fórmulas, es más que memorizar historias… es construir una autoestima
sana y una mente abierta a Dios. Esa es la labor de los padres.
Los jóvenes de la actualidad están recibiendo una visión distorsionada
de la sexualidad; enfrentan la desintegración familiar, información
sexual carente de formación en el carácter, y una contradicción entre lo
que reciben en sus casas y los medios masivos de comunicación. Ante
esta realidad, instruir para la vida desde el hogar debe ser una
prioridad.
Al crecer, el niño y la niña recordarán a quienes les inspiraron, a
quienes estuvieron ahí para marcar sus vidas; al que le ayudó a superar
sus frustraciones, al que le dio la mano para comprender la fórmula
difícil, la persona paciente que le esperó hasta terminar la tarea, al
que expresó una palabra de aliento cuando ya no pretendía continuar.
La educación es la suma de cada uno de esos momentos que van dejando
una marca que se recuerda para toda la vida. Si educar es modelar, los
niños captarán lo que sus padres creen, al ver cómo éstos se comportan
diariamente.
El éxito en la vida no depende del centro educativo donde estudian los
hijos. Los padres son responsables del desarrollo adecuado de actitudes,
valores y hábitos que les permitirán realizar el viaje de la vida con
acierto.
La ocupación exagerada de los padres, el deterioro familiar que
experimentan los hogares actualmente, entre otras situaciones, conduce a
muchos padres y madres a permanecer aislados del crecimiento de sus
hijos.
Cuando los padres se desentienden de la formación de los hijos, están
perdiendo el único tiempo que tendrán para influenciar la construcción
del carácter, la concepción que tendrán de la vida, y la oportunidad de
proveerles de las herramientas necesarias para desarrollar su proyecto
de vida.
Los padres tienen el privilegio y la responsabilidad de compartir sus
experiencias de vida con sus hijos. Deben contar a sus hijos las
aventuras que vivió cuando estudiaba, lo que aprendió, cómo lo aprendió,
lo que le gustaba más, cómo enfrentaba los desafíos, y sobre el día que
se enamoró por primera vez. Hablar con ellos sobre sus experiencias
diarias, les ayudará a entender mejor los diferentes puntos de vista,
valores, sueños, e intereses de otras personas.
Los padres no solamente necesitan hablar, sino también necesitan
escuchar, contestar preguntas, o ayudarles a enriquecer su criterio.
Esto les comunicará que valen mucho, que son aceptados y que no están
solos en el desafío de crecer. Los padres necesitan planear algunas
cosas que pueden ayudar a su hijo a descubrir el mundo. Si no lo hacen,
lo hará la Internet, la pornografía, los amigos, y los medios de
comunicación.
Los profesores más importantes en la vida de sus hijos son los padres.
Desde que nacen, los hijos tienen hambre de aprender y descubrir el
mundo que les rodea. Hablar con ellos antes, durante, y después de
cualquier actividad, les ayuda a asimilar los pasos necesarios en el
proceso de aprendizaje. Esta conversación también mejorará la
comunicación y relación diaria con sus hijos. Cuanto más hable el uno
con el otro, mejor y más placentera será la comunicación y el
conocimiento mutuo.
Si educar es inspirar un espíritu libre capaz de juzgar la vida por
ellos mismos, entonces debemos invertir cantidad y calidad de tiempo en
enseñarles valores que fortalezcan su discernimiento, su razonamiento,
su capacidad de discriminar y su habilidad de juzgar la vida con una
sana conciencia.
Por esta razón, hagamos que los hijos recuerden los buenos momentos que
pasan juntos con los padres; cuando les acompañamos para hacer la
tarea, por la paciencia mostrada en la materia que le costaba, el día
que lo llevaron a la casa de un compañero para estudiar. Que recuerden,
respetando a los demás, valorando la vida y por las miles de veces que
nuestras miradas se cruzaron y los padres les dijimos: "Te amo".
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