miércoles, 3 de octubre de 2012

Tomás, el apóstol (1)


Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. – Marcos 9:22-24.
«Soy como Santo Tomás, sólo creo lo que veo». Esta expresión se ha hecho popular. Alguien acostumbra responder: –Sí, pero al final Santo Tomás creyó. Así dijo Jesús: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). ¿Quién era Tomás? Uno de los doce apóstoles que Jesús había elegido para estar con él. Durante tres años y medio Tomás vivió cerca de Jesucristo.
 
Aprendió a conocerle como aquel que “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). Se apegó a él. Poco antes del arresto de Jesús, los discípulos tuvieron miedo de volver a Jerusalén, y le dijeron: “Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?”. Tomás, muy valiente, replicó a sus compañeros: “Vamos también nosotros, para que muramos con él” (Juan 11:8, 16). ¿Hasta dónde queremos nosotros seguir a Jesús?
 
Un poco más tarde (Juan 14), Jesús anunció su próxima partida hacia el cielo, a la casa de su Padre. Y como para ayudarles dijo: “Sabéis adónde voy, y sabéis el camino”. Con mucha simplicidad y franqueza, Tomás respondió: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?”. No temamos formular nuestras preguntas a Jesús. Nos sorprenderá con sus maravillosas respuestas, como lo hizo entonces: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
 
Fuente:amen-amen.net

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