lunes, 9 de julio de 2012

Volver a Dios.


Vuélvete, oh rebelde Israel, dice el Señor; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no guardaré para siempre el enojo. – Jeremías 3:12.

En el huerto de Edén, al principio de la historia de la humanidad, Adán y Eva hablaban libremente y sin miedo con su Creador. Luego transgredieron la única prohibición que habían recibido, y desde entonces trataron de esconderse y huir de su presencia.

Quizá nosotros tengamos la misma actitud, pero mientras nos escondamos de Dios, nuestra vida se reducirá al vacío y al malestar.

A menudo nuestra vida no es más que un huir. Un huir en el trabajo, en las distracciones, en la búsqueda de los bienes materiales… Necesitamos examinarnos desde lo más profundo de nuestro ser para ver en qué situación estamos. Pero no nos detengamos demasiado en esa introspección, pues puede volvernos tristes y amargados. Afortunadamente Dios no quiere dejarnos en ese estado. Así como lo hizo con Adán, ahora lo hace con nosotros. Nos busca y nos dice: «¿Dónde estás?». Dios quiere acabar con nuestra tendencia a huir de él; nos invita a volvernos a él.

Escuchemos a Dios por medio de la lectura de la Biblia y la oración. Creamos en su amor y recibámoslo; entonces podremos depositar nuestra confianza en él y ya no desearemos escondernos. La relación que vivamos con él será una fuente de paz y serenidad para toda nuestra existencia. ¡Ese es el camino de la verdadera libertad!

Fuente:Amen-amen.net

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