lunes, 16 de julio de 2012

Un Libro Diferente de Todos los Demás.


Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. – 2 Timoteo 3:16-17.

La manera en que se compuso la Biblia es en sí un milagro. Las primeras páginas se escribieron hace unos 34 siglos, y las últimas hace aproximadamente 1900 años. Fue escrita por unos cuarenta escritores de orígenes, culturas, situación social y caracteres muy diferentes. La mayoría no se conocía entre sí, no obstante, ¡qué unidad y coherencia!

Lo que diferencia la Biblia del resto de los libros es su mismo origen y su naturaleza. Es la Palabra de Dios dirigida al hombre. Está divinamente inspirada, es decir, Dios mismo comunicó sus pensamientos a los hombres piadosos que él escogió para escribirla. No fue el escritor quien adaptó el pensamiento de Dios, teniendo en cuenta su carácter y su educación, sino que se trata de las “palabras enseñadas por… el Espíritu” (1 Corintios 2:13).

La Biblia no procede ni es propiedad de un pueblo o una religión en particular: en ella Dios habla a todos los seres humanos responsables, independientemente de su edad, educación y posición social en el mundo. En su amor, Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Por lo tanto nadie puede decir: «No sé si Dios quiere salvarme».

Dejémonos penetrar por esa agradable luz de la Palabra de Dios. Entonces las dudas y los razonamientos darán paso a las certidumbres divinas.

Fuente:Amen-amen.net

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