jueves, 7 de junio de 2012

De enemigos a defensores


¿Cuál es el rol de la Fuerzas Armadas en estos tiempos? Mucha gente está confundiendo el papel y lo lanza a resolver problemas sociales que no son de su competencia.

Ha sido en los años 90 que tuve la oportunidad de ver de cerca un aspecto quizá nunca bien considerado acerca del rol de las Fuerzas Armadas. En ese entonces vivía en Suiza, y viajaba constantemente por Europa, sobre todo pasaba temporadas de vacaciones en Alemania, país donde el servicio militar era obligatorio al igual que en Suizo. Desde la perspectiva que queremos desarrollar, es dudoso y una señal del cambio de mentalidad en cuanto a identidad nacional, que en Alemania se haya suspendido desde julio del 2011 esa obligatoriedad, para pasar a tener un ejército de tipo profesional, de acuerdo al modelo de la Unión Europea. Aunque la medida no es definitiva y el servicio militar obligatorio puede ser reinstaurado "en caso de necesidad", es curioso que la Unión Europea, que ha causado tanta sacudida a la seguridad alemana, no ha dejado de ser fuente inspiración para la propia Alemania donde no cesan de pretender "unioneropeizar" todo. Pero al asunto de las Fuerzas Armadas no se le puede tratar como si fuera la "Bundesliga" (la liga de fútbol alemana) y pretender armar, no con patriotas sino con "técnicos" lo que es un asunto de defensa de la Patria. Es necesario preguntarse ¿un contingente netamente nacional no puede ser lo suficientemente técnico y eficaz?

Mientras tanto, Suiza no cambia su esquema. El servicio militar consiste en una preparación anual de 21 días para todo hombre apto hasta los 60 años de edad. Cada año, los hombres dejan sus ocupaciones para integrarse al entrenamiento que comprende desde el manejo de sofisticado armamento, pasando por principios de atención médica, hasta la cooperación en obras de infraestructura civil y militar. Durante esos días, un seguro especial paga el sueldo o pensión del recluta, es decir, su entrenamiento, al revés que en otros tanto países como los latinoamericanos, en donde el sostenimiento del ejército es parte del presupuesto fiscal, no perjudica el bolsillo del ciudadano. Como parte del staff de una comunidad universitaria, pude ver como mis compañeros de trabajo iban cada año a cumplir con ese requisito, mientras sus amigos se tomaban una tarde para ir a visitarlo en las instalaciones del ejército. El tiempo de entrenamiento es un excelente pretexto para mostrar amistad al recluta, un esquema hermoso.

EL CASO SUIZO

Suiza tiene un pequeño ejército permanente de altos comandos muy respetados en la nación, pero el grueso del ejército es contingente, es decir, está allí, en todos los ciudadanos constantemente preparados para cualquier eventualidad. Es realmente ejemplar ya que este país tradicionalmente neutral, no se inmiscuye en los problemas de otros países, y su política es que solo tomará acción si es atacado. Además, las armas de uso de cada soldado son guardadas no en depósitos estatales, sino en las casas de cada potencial soldado. No está demás decir que todas estas peculiares características, impensables en muchos países de Latinoamérica, son bíblicas, y es la manera como estaba organizado el ejército de Israel, el que inicialmente se organizó por tribus, es decir confederado -como lo es el ejército suizo o ejército helvético. Suiza en realidad es la confederación de las comunidades o tribus nativas, los helvecios. De esa manera acompañó al pueblo en su travesía por el desierto y finalmente funcionó de manera contingencial: Al sonido de la trompeta, este ejército israelí era convocado a dejar sus hogares para presentarse en el frente de guerra. Con el pasar del tiempo, y el alejamiento de los países reformistas de sus bases cristianas, vemos esfuerzos de secularización en casi todo aspecto de vida incluyendo el militar. Hace poco los suizos tuvieron un referéndum acerca de si las armas debían continuar en cada casa, o ser depositadas en un local del Estado. La razón es el aumento de asesinatos en los hogares. Aunque obviamente ya hay una confusión de principios, pues los asesinatos no están originados en el hecho de tener un arma, sino en el cambio moral de la sociedad, los suizos aún han dicho no al cambio. Las armas continuarán en poder de la ciudadanía.

¿Por qué toda esta descripción de la manera como funcionan los esquemas de fuerzas armadas en países que conocemos poco? Porque la realidad de sociedades latinoamericanas no solamente es diferente en ese aspecto, sino hasta lastimosa. Desde México, pasando por la convulsionada Centro América de los 70 y los 80, hasta los centros de producción de cocaína expandidos en los países andinos de Sudamérica, la confusión acerca del rol de las Fuerzas Armadas es tal, que éstas han llegado a ser parte acusada de conflictos internos en sociedades fracturadas, generalmente con grandes brechas entre pobres y ricos. También de manera absurda, se les exige inmediata acción y solución de problemas que tienen un origen histórico y que no se pueden resolver de un día para otro sino con la llamada "voluntad política", es decir, con el esfuerzo continuado instaurar justicia en zonas por siempre olvidadas de nuestros países de tradición hispana, es decir, basadas en despojo, maltrato, y enriquecimiento de los menos.

LAS LEVAS

Mis memorias como peruana acerca de lo que es el ejército, y del aprecio a nuestras Fuerzas Armadas, guardan una gran distancia con el modelo suizo. Recuerdo ver pasar por diferentes lugares de la ciudad de Trujillo, al norte del Perú, a los muchachitos de condición humilde recientemente "levados" de las calles, transportados como ganado en camiones abiertos hacia los centros de reclutamiento. Su traslado público era motivo de burla y menosprecio. La diferencia con países en donde los hijos de la realeza (si el concepto nobiliario europeo resulta discutible para algún lector, para este artículo es válido, ya que se trata de ideas opuestas de lo que es un ejército) son entrenados para llegar a ser dignos comandantes en jefe de los ejércitos de sus países, preparados para enfrentar peligros externos, y los mencionados países latinoamericanos, en donde se echa mano de jóvenes en la aurora de su vida, inexpertos, de familias mayormente humildes, para ser enviados a los lugares de más improbable sobrevivencia como carne de cañón de la lucha interna no solo es abismal, refleja una idea del valor de la vida que explica nuestro atraso y nuestras secuelas de odio social y permanente conflicto.

Debemos mencionar que esta apreciación de lo que debe ser un ejército tiene consecuencias políticas y económicas, especialmente en el impacto sobre nuestra preparación para enfrentar ataques foráneos y vinculados a ella, en la manera en que se utilizan los recursos del fisco. En países europeos el presupuesto está destinado no a mantener un gran ejército, sino a la investigación tecnológica y a la mejora del armamento, y muchos países de Medio Oriente y Asia han entendido esta diferencia como estratégica. Finalmente, hay una secuela psicológica cuando la población, no entendiendo que los problemas sociales han trastocado el rol de nuestros vapuleados ejércitos, se aparta de corazón de las Fuerzas Armadas. El resultado puede verse fácilmente: acusaciones ante cortes internacionales por violación de derechos humanos, indecisión política acerca de la estrategia para combatir terrorismo y guerrillas, resentimiento y odio entre sectores de la sociedad que debieran estar fraternalmente unidas contra peligros comunes externos.

¿Soluciones? En este tema, como en todo aspecto de tipo histórico de una nación, no hay atajos... y ni siquiera hemos tocado el tema de la "fuerzas policiales", también una distorsión de lo que debe ser una sociedad civilizada. Si además de continuar con esquemas sociales inadecuados, las familias de los sectores medio y alto consideran el servicio militar como algo inadecuado para sus hijos, si el servicio militar no es obligatorio, y si continuamos indiferentes a los esquemas injustos de propiedad y producción de zonas abandonadas, las medidas políticas de alto nivel continuarán siendo pálidos esfuerzos de solución. Debemos tener en cuenta, como dice la Biblia, que en un ejército realmente patriótico, es necesario contar con toda una población también patriota "agrupados por familias, según las casas de sus padres…"1 Que no se nos acuse de "reconstruccionismo", se necesita tener primero una única Patria para todos, para tener un ejército patriota.

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