Durante estos tres días el Señor exhortó a su pueblo a mantenerse fiel a Dios incondicionalmente y a buscar la llenura del Espíritu Santo.
La hermana Carmen de Martínez fue el instrumento usado por Dios para dar una conferencia para las damas la cual instó al pueblo femenino a renunciar a todo complejo de inferioridad porque Dios no hace acepción de personas y nuevamente el Señor animó a sus hijas a buscarle perseverando en ayuno y oración para poder ver la mano de Dios sobre sus vidas y familias.
Durante los servicios de la noche, los cuales fueron realizados en el Coliseo de Floridablanca, el Espíritu Santo se movió poderosamente bautizando, consolando y fortaleciendo.
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