viernes, 8 de junio de 2012

Ampliando la visión


Rev. Rubén Concepción

 "Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré." Génesis 12:1.

 Cada organización tiene una misión, tiene una visión, un propósito y unos objetivos, ninguna organización trabaja desorganizadamente, tampoco puede estar improvisando. La Obra de Dios tiene una visión, pero uno no puede ampliar la visión de la Obra; por eso está la visión de la Obra y está la visión del visionario. La Obra no va a ampliar la visión, es el visionario que ha recibido la visión, él es el que va a ampliar su visión para poder observar y tener una perspectiva más clara.

 Esta visión de la Obra es sólida, y no tan solo es una visión, sino también una misión. No siempre se puede mirar los campos, tenemos que tener una misión, porque no es solo el ver, sino el hacer. La misión trae sacrificio, la misión conlleva compromiso, la misión demanda una entrega total. Hay una misión que realizar, hay una labor que hacer, por tanto una misión tiene que tener una comisión. Pero alguien comisiona, ¿quién es el que comisiona? ¿El supervisor o el presidente? ¡No! El que comisiona es el Señor. Tengo visión, tengo misión, tengo una comisión, por lo tanto, necesito un eslabón para poder moverme hacia el propósito de Dios, y eso se llama el método. Debemos tener un método para poder alcanzar el objetivo.

 Dios nos ha llamado no para ser seguidores, sino para ser líderes, porque el líder ve hacia el futuro, el líder mira a la distancia, el líder puede levantar la mirada ahí donde está el desafío, el líder es el que sueña. El verdadero líder está mirando el próximo año, la próxima década y hasta la próxima generación. La visión de esta Obra no se entierra con los líderes, murió el hombre de Dios, pero la visión no murió, la visión continúa.

 Así que uno tiene que dejar de ser un seguidor y convertirse en líder, y como líder ver hacia el futuro. Para ser líder no necesitamos que nos nombren, un líder es aquel que tiene capacidad de poder llevar a cabo los proyectos de Dios, es un hombre y una mujer que no está detrás de los puestos, sino que está en la disposición de servir al Señor.

 Jehová había dicho a Abraham: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré." Abraham cuando recibió estas palabras aprovechó el momento, no miró los desafíos, pero sí aprovechó las bendiciones. Dios le dijo que dejara las comodidades del hogar, que dejara a sus parientes y todo lo demás. No era fácil responder a ese compromiso con Dios, pero Abraham lo dejó y entró en el propósito de Dios, así pudo entrar a nuevas experiencias, apartado de las ataduras del pasado. A veces el pasado nos detiene, porque el pasado se convierte en un peso tan fuerte que hay gente detenida en su presente; y qué triste es que pasen los días y pasen los años y uno detenido dando vuelta en lo mismo, haciendo lo mismo; por eso hay pastores, iglesias que están detenidos porque siguen haciendo lo mismo.

 Dios le da la esperanza a Abraham de ser padre de una nación, y no solamente de una nación, sino que se convertiría en padre de muchas naciones. Por lo tanto, Abraham sintió la necesidad de seguir esta gran visión, Jehová le había dicho: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré." No se le dio una dirección específica, solamente una visión.


 Observamos en la experiencia que vive Abraham y lo que pudo pasar como proceso de Dios para alcanzar el objetivo del Señor, de convertirse en padre de naciones. Observamos lo siguiente:

 1°. Una visión debe empezar con las prioridades de Dios.

 "Pero Jehová había dicho a Abraham: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendecido." (Génesis 12:1-2). ¿Quién da inicio a la visión? La visión no se inicia en los hombres, la visión no se inicia en una organización, la visión la inicia Dios.

  Es fácil entregar un pollino, pero difícil entregar una estructura poderosa. Así que cuando los líderes empiezan con la visión de Dios, ellos pueden mantenerse en curso y pueden seguir con motivos puros, cuando la visión es iniciada por Dios, Dios comienza a bendecir la Obra.

  Así que cuando la visión es iniciada por Dios, el hombre de Dios se mantiene con pasos firmes y puros, porque en medio de tanta bendición, los hombres se dañan, porque mientras más alto uno está más fuerte soplan los vientos.

  2°. La visión debe conectarse con la identidad del líder.

  Esa visión de Dios tiene que estar conectada, tiene que concordar con el líder. Cuando Abraham recibió la visión fue exacta para él y para Sara, Dios no le dio una visión para Abraham y otra para Sara. El llamado no puede destruir hogares.

  La visión tiene que conectarse con la identidad del líder, tiene que concordar con las necesidades y los deseos del líder, porque Abraham y Sara tenían necesidades y deseos, y Dios se les reveló.

  3°. La visión tiene que incluir a otros.

  La visión no puede ser la visión de un hombre, porque el hombre se puede convertir en lo que llaman "el hombre orquesta" y ¿cuántos hombres orquestas han dejado de sonar? Por lo tanto, hay que incluir a otros en esta visión. Tiene que haber un espíritu de unidad, no de competencia.

  En la visión hay que incluir a otros, porque la visión de Dios involucra y bendice a otros. No puedo trabajar para que Dios me bendiga, yo tengo que sembrar y transmitir en otros, y motivarlos para que también Dios los bendiga. Dios ha bendecido la Obra y cada país tiene una forma como son usados, hay países que son la fuerza económica, hay los que son la fuerza de las comunicaciones, hay los que tienen la fuerza de la teología, de la enseñanza de la Palabra, hay los que tienen el recurso humano; y no son competencia porque tiene que haber una unidad de espíritu.

  4°. La visión tiene que ser más grande que el líder.

  Nunca el líder puede ser más grande que la visión, la visión tiene que ser más grande que el líder. Abraham quería ser el padre de un hijo, mientras que Dios quería que fuera el padre de muchas naciones. Hay gente conformista esperando una cosa nada más, pero Dios quiere darle muchas cosas. Hay obreros que se conforman con lo que tienen y dicen estar en victoria, pero por qué conformarse con poco, si otras misiones alcanzaron grandes logros y no tienen la esencia ni la excelencia de la Palabra; por qué quedarse en un rincón si podemos estar en un lugar estratégico, no se conforme con poco cuando Dios quiere darle grandes cosas.

  Es importante saber que no es la visión del líder, porque cuando se muere el líder ahí quedó la visión. Pero cuando la visión es más grande que el líder, el líder entiende que ya no puede seguir, como cuando David le dijo a Salomón: "Yo sigo el camino de todos en la tierra" (1 Reyes 2:2), David le está diciendo a su hijo Salomón que se va a morir; y le sigue diciendo: "esfuérzate, y sé hombre" (v. 2b), le está diciendo que se mantenga firme, porque se le está confiando una gran visión.


 Nosotros hemos recibido una visión grande, se murió el líder, pero no se murió la visión. La visión es más grande que el líder, la visión de la Obra es muy grande.

  5°. La visión de Dios tiene que conectarse con las convicciones más profundas que tiene el líder.


 El líder debe tener convicciones profundas en cuanto al trato y al llamado de Dios se refiere, porque hay personas que no tienen convicciones claras y le prestan oído a cualquier cosa. Existen noticias o cosas nocivas a las que debemos cerrar nuestros oídos, porque si se les permite, pueden entrar a su ser y dañar su espíritu, por lo tanto, tenemos que aprender a cerrar los oídos. Hay que tener convicciones profundas.

  "Entonces dijo: De cierto volveré a ti; según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí… Entonces Jehová dijo a Abraham: Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído." (Génesis 18:10-15). Dios le hace una promesa a Abraham, y él debe tener convicciones claras. Cuando hablo de convicciones, no simplemente hablo de estar convencido, es tener una convicción de creerle a Dios.


 6°. La visión tiene que ser tangible y fácil de comunicarse.


 No puede ser una visión que la gente no entienda, la visión tiene que ser tangible y fácil de comunicarse. Dios le habló claro a Abraham y le dijo que mirara las estrellas del cielo y la arena de la orilla del mar, leemos: "De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como la estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar" (Génesis 22:17).

  Hay momentos que Dios tiene que alzar su voz para hablarnos porque estamos un poco distantes de Él, pero a veces el Señor lo que quiere es hablarte al oído, ¿y cuándo es que Dios habla al oído de su siervo? Cuando su siervo pasa por el momento más crítico, donde la visión puede que esté un poco nublada, la visión del visionario, y me refiero al caso de Elías cuando estaba en un momento de crisis se metió en la cueva, y estando allí hubo revelación de vientos, de terremoto, de fuego, pero dice la Escritura que ahí no estaba la presencia de Dios, Dios quería hablarle al oído, entonces el Señor como nos ama tanto y amaba tanto a su siervo, vino y le habló, le susurró al oído, en el silbo apacible (1 Reyes 19:11-13).

  Tenemos que tomar la postura de aquella mujer, llamada Ana, que fue delante de la presencia de Dios, apenas abría sus labios, pero su alma gritaba en la presencia del Señor (1 Samuel 1:9-18). También Jesús estando en la agonía del Getsemaní necesitaba oír la voz del Padre (Mateo 26:39). Todos querían salir de esa experiencia siendo diferentes, con una visión amplia.


 7°. La visión tiene un valor eterno.

  La visión tiene valor eterno, no es una visión por un tiempo. "Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación" (Génesis 17:19-20). La visión de Abraham fue más allá de una tierra, incluyó riquezas, grandes bendiciones; la visión afectaría el destino de otras personas.

  La visión de Jesús trasciende, se proyecta más allá. "Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas" (Marcos 6:34). Jesús vio a la multitud como ovejas sin pastor. Hoy hay muchos líderes pero pocos pastores; hay muchos administradores del altar, pero pocos pastores, porque el pastor tiene que tener la capacidad de conocer y de entender las ovejas. Un pastor es uno que se entrega, que va llevando las ovejas al mejor lugar. Hay ovejas sin pastor, y una cosa es figura y personaje de pastor y otra es tener corazón de pastor; hay quienes visten como pastor, pero no tienen corazón de pastor, no tienen compasión por las ovejas, las golpean, las maltratan, no le dan el alimento a tiempo, no cuidan de ellas, le están sacando la lana continuamente, las dominan; piensan que son unos dictadores y aquí no necesitamos el estilo de un militar, aquí necesitamos que sean pastores que cuiden el rebaño, que tengan el estilo de Jesús, el buen pastor que da su vida por las ovejas.

  Jesús vio la multitud y la vio como ovejas sin pastor, entonces dijo a sus discípulos: "A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies" (Mateo 9:37-38).

  Jesús ve los dolores de la cruz, cuando ve la agonía de su alma. Y antes de llegar a esa cruz dice: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte"(Mateo 26:38). Jesús le dijo al Padre: "Padre, si quieres, pasa de mí esta copa" (Lucas 22:42a), está diciendo Padre ya no puedo más, por eso no vamos a pensar que no sirve. Si Jesús dijo no puedo más, quiénes somos nosotros para tratar de demostrar fortaleza cuando no hay ninguna. Era el punto culminante de la rendición de la voluntad del Hijo al Padre y en ese punto culminante dice: "Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42b). Cuando Jesús vio los dolores de la cruz no salió corriendo, ni le echó la culpa al diablo, sino que afirmó su rostro y siguió adelante.

 La Biblia dice que Jesús vio los campos blancos listos para la siega y dijo: "Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores" (Juan 4:38). Amados, los campos están listos, las naciones están dispuestas, porque hubo uno que sembró con sacrificio y lo dejó listo para la cosecha.

  Tenemos que decirle al Señor amplía mi visión para entender la visión de esta Obra. La Visión que Dios le ha dado a esta Obra no es la visión de un hombre, sino la visión de Dios. Al visionario que Dios le amplíe la visión.

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