jueves, 2 de febrero de 2012

Cuestión de confianza

<em> Cuestión de confianza</em>


Cuestión de confianza
-  Buenos días
-  ¡Buenos días! – dijimos todos a la vez.
-  Hoy escogeremos al delegado de clase, ¿de acuerdo? 

 Era el primer día de clase, y como es normal, los alumnos hablábamos y hacíamos el tonto un poco mientras el profesor hablaba y explicaba cómo lo íbamos a hacer.  
-  A ver, alumnos, escuchad. Silencio. ¡Silencio! – callamos todos al mismo tiempo en el instante que gritó rojo de agobio. 
 Continuó explicando que teníamos que escoger a uno de los dos  candidatos . Para votar teníamos que cortar un pequeño papelito en el que teníamos que poner el nombre de uno de los dos compañeros. Luego, señalando a dichos alumnos, el profesor dijo que antes de votar, tenían que decir por qué querían ser delegados. 
 No se veía ni en el profesor ni en los alumnos ningún tipo de emoción por este evento tan  importante en una clase. Lo que vino a continuación fue una serie de chorradas dichas por los dos candidatos que querían ser delegados. Por ejemplo: que intentarían hacer la entrada al cole más tarde, que harían las clases más cortas, y otras cosas del mismo estilo. 
 Al cabo de unos minutos salió un ganador. Daba lo mismo a quién eligiéramos, porque en los dos casos todo continuaría siendo exactamente igual, nada de horarios cambiados, nada de horas más cortas, nada de nada.  
No quiero entrar en política para nada, pero uso esta analogía, si se le puede llamar así, para dar a entender que si ponemos la confianza en una persona normal, puede pasar lo del ejemplo. Y lo que quiero decir no es que no confiemos en los que nos rodean para ciertas cosas, sino que pongamos toda nuestra confianza en Dios.
Dejad que me explique. Si ponemos la confianza en un ser humano, podemos quedar frustrados al no recibir lo que esperábamos, podemos ser traicionados, podemos sentirnos humillados. Todo esto puede pasar porque las personas somos imperfectas. En cambio si ponemos toda la confianza en Dios, la posibilidad de que salgamos frustrados, defraudados, traicionados o humillados, la posibilidad, vuelvo a repetir, es del 0,00000000 %. Dios es infalible, Dios no te dejará, Dios cuidará de ti, mirará por tu bien, te aconsejará, te rectificará, te guiará, y todo esto simplemente porque es Dios y, encima, nos ama. Dejemos de preocuparnos, dejemos las cosas en manos del Señor.
 “Bienaventurados todos los que en Él confían.” (Salmo 2:12)
 “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” (Salmo 4:8)
 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26) 
Os dejo con esta idea, consejo, advertencia, o lo que consideréis que son estas palabras.


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