viernes, 17 de febrero de 2012

Al Contemplar las Estrellas.


El Señor con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia.
 – Proverbios 3:19.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.Salmo 19:1.
¡Cuántas veces David, mientras cuidaba el rebaño de su padre, debió haber alzado la vista para contemplar el cielo estrellado! Por ello escribió: “¡Oh… Señor nuestro…! Has puesto tu gloria sobre los cielos… Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” (Salmo 8:1-4). Estas son palabras de humildad y admiración provenientes del creyente que sabe que, a pesar de su pequeñez ante la inmensidad del Universo, Dios lo amó y se ocupó de él.
El hombre es el único ser vivo que, al contemplar las estrellas, puede discernir más allá de ellas al Creador. La Biblia le enseña que ese Dios tan grande se acercó a él en la persona de su Hijo. Ese Hijo muy amado quiso dejar el lugar de la gloria para venir a nuestro minúsculo planeta y dar su vida por todos los pecadores.

El creyente, maravillado, adora al Dios todopoderoso que creó el mundo y, en su infinito amor, dio a su Hijo unigénito por seres frágiles y miserables como nosotros. ¿Cerraríamos la puerta de nuestro corazón a ese amor?
Señor, mi Dios, al contemplar los cielos,
El firmamento y las estrellas mil;
Al oír tu voz en los potentes truenos
Y ver brillar el sol en su cenit;
Mi corazón entona esta canción
¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!



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